LA FASCINACION DEL MAL
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158 / María Susana Cipolletti y Fernando Payaguaje<br />
- Ya tienes esposa - 20<br />
Por eso lo dejé. Pero yo había pensado:<br />
- Yo voy a hacer así, voy a ganar a los demás, yo puedo llegar más alto.<br />
Por eso tomaba mucho, y por eso alcancé lo que me había propuesto.<br />
Los otros kurakas eran un poco menos [sabios] y me tenían<br />
miedo. Yo era joven, pero ya sabía todo. Por eso los demás, aunque<br />
veían a los tigres, a los watí, y eran brujos, me tenían miedo.<br />
Un kuraka me dijo:<br />
- Usted es el que sabe más. Yo sé menos, pero usted es avanzado -<br />
Había un niño al que le dolían los ojos, y lloraba, los kurakas<br />
querían curarlo pero no podían. Me habían invitado para que fuera a<br />
tomar caña, bien fuerte era. Los dueños de casa estaban tomando, ya<br />
estaban muy borrachos cuando llegué. Me dieron de tomar en una taza,<br />
tres de esas [tazas] me dieron, y me sentía ya bien borracho. Un kuraka,<br />
pariente mío, se sentó al lado mío y me dijo:<br />
- Ya hace tiempo que mi nietito está enfermo. Le duelen los ojos y<br />
ahora le está saliendo sangre. Yo lo quiero curar pero no puedo<br />
averiguar cuál de los watí lo ha enfermado -<br />
La madre del niño se sentó a mi lado, y yo pedí al papá que fuera<br />
a traer unas hojas y ramitas de algodón. Cuando me las trajo, dije:<br />
- Yo no sé curar, pero voy a intentarlo -<br />
Tomé las hojas, las pasé por el [cuerpo del] enfermo, dando vueltas<br />
y luego me acerqué para soplarlo. El niño me quería pegar, pero la<br />
mamá lo sostuvo y de a poco lo fuí curando. Como seguía llorando<br />
mucho, me senté. Mis parientes me preguntaron:<br />
- ¿Qué vio ahora? -<br />
Les respondí:<br />
- Cuando el niño todavía estaba en el vientre de su madre, su esposo<br />
había cogido yiyé [como cebo para la pesca]- son avispas que viven