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LA FASCINACION DEL MAL

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60 / María Susana Cipolletti y Fernando Payaguaje<br />

2 En Papua- Nueva Guinea, al preguntárseles sobre su historia de vida, los entrevistados<br />

recitaban mitos o cantaban las canciones propias de su linaje (Young<br />

1983).<br />

3 La denominación quechua kuraka para “jefe” ya fue utilizada por los jesuitas en<br />

el siglo XVII para denominar a los shamanes. En la actualidad no existen mujeres<br />

kuraka; Fernando contará en el texto que se vestían con kushma (el traje<br />

masculino) para conducir las sesiones de yajé (Banisteriopsis sp., un alucinógeno)<br />

y cazaban como hombres.<br />

4 Por ej. en el trabajo de Behar (1995:39) acerca de los motivos que provocaron<br />

la extracción del útero de su amiga mexicana, pero el lector se pregunta por la<br />

necesidad de incluir las peleas matrimoniales entre la autora y su esposo, el<br />

comportamiento de ambos durante la clase de yoga, etc.<br />

5 Existen algunas excepciones: las mujeres menstruantes no cocinan para sus<br />

familiares, pues éstos podrían enfermar. Si un shamán come alimentos preparados<br />

por una mujer menstruante, puede incluso morir. Algunos relatos se<br />

refieren a la posibilidad de las mujeres de vengarse así de un shamán maligno.<br />

6 A partir del nombre de un shamán del siglo XVIII, Fernando podía ubicar la<br />

región aproximada en la que había vivido, y que era la mencionada en la fuente.<br />

La explicación reside probablemente en que existe un repertorio de nombres<br />

tucano, que se asocia con diferentes regiones. El era el único que poseía este<br />

conocimiento.<br />

7 Esta actitud impresiona aún más en el caso de Gerónimo, que vivía como prisionero<br />

de guerra en un fuerte militar.<br />

8 Distintos grupos locales tucano incineraban por lo menos hasta fines del siglo<br />

XVIII a ciertos muertos, cuyas cenizas eran consumidas por los deudos<br />

(Maroni 1738:195, Cipolletti 1997: 230 ss.), de modo que era posible pensar<br />

que quedara algún vago recuerdo.<br />

9 En este caso pensaba en el difundido relato en América del Sur en el cual un<br />

árbol, axis mundi, unía la tierra con el mundo superior, por lo cual los antepasados<br />

tenían comunicación con los seres del cielo, hasta que por los más distintos<br />

motivos la liana o el árbol fueron cortados.<br />

10 En América del Sur, donde no existe el lobo, circulan este tipo de historias, que<br />

se atribuyen a un animal no existente: el lobizón.<br />

11 En lo referente a conceptos fundamentales, la traducción al español es en<br />

muchos casos equívoca: por ej. no se explican el concepto de “diablo” y el de<br />

“espíritus malos” que ayudan en la curación (Moya 1992: 214), lo cual es un<br />

contrasentido.<br />

12 Alberto P. se refiere a telas blancas, con las que se visten los seres celestes;<br />

Fernando a flautas.<br />

13 Los apache habían sido desterrados a Florida, con la promesa que regresarían<br />

en unos pocos años a su territorio. Gerónimo esgrime como argumento que ya<br />

han aprendido a practicar la agricultura, por lo cual no necesitan tanta extensión<br />

de tierra como en el pasado. Sólo después de la muerte de éste las autoridades<br />

cumplieron su promesa.

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