LA FASCINACION DEL MAL
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La fascinación del mal: Historia de vida de un Shamán Secoya / 97<br />
Y al ver esto ha quedado a mitad camino el Okomé. El Okomé<br />
no quería continuar, y yo ya ví que no iba a venir ni a acercarse a la casa<br />
donde estábamos tomando.<br />
Y desde allá, desde el agua, [Okomé] indica los pescados que van<br />
a venir, diciéndoles cómo van a pescar, qué cebo van a usar, todo esto<br />
lo dice el Okomé. Y luego regresa [al interior del río], y entonces vienen<br />
muchísimos pescados, sábalos grandes. Y la gente va y puede pescar.<br />
De una sola manada de pescados pescan como diez pescados, y la<br />
otra así y así, montones, Después cogen unas hojas, tejen una canasta,<br />
los amarran y se vuelven. Es parecida a una canasta, pero muy pesada.<br />
El peso del pescado [que traían] es como un quintal. Así que trajeron<br />
los pescados, les sacaron los intestinos y los amontonaron en una olla<br />
de barro, y sacaron la manteca para freir. Y ahumaban los pescados y<br />
los guardaron por poco tiempo. 7<br />
Cuando yo vine a las tierras ecuatorianas, ahí ya nos separamos<br />
para vivir, en ese tiempo había fallecido mi papá y él era el más poderoso<br />
entre los que no hacían daño a otros. Había algunos otros kuraka<br />
que eran malos, eran brujos. Mi papá no hacía daño a otros, aunque<br />
era especializado. Cuando él murió me vine al Ecuador y ya vivimos en<br />
casas separadas. Quedamos así como nómades, andábamos por la quebrada<br />
Wuirirí, Yarikaya, otros vivían en Siecoyá, no vivíamos reunidos<br />
sino en distintas partes. […] En los últimos tiempos antes de venirme<br />
al Ecuador vivíamos así, pasábamos por los ríos, vivíamos dos o tres<br />
años, en otras partes un año. Cuando nos íbamos [a vivir a otro lado]<br />
todavía había plátanos, maduros, yuca, y dejábamos eso y nos íbamos<br />
a otros sectores. Después de vivir así, errantes, pasamos al Ecuador. * Sí<br />
[vivíamos así porque había muerto mi padre]. También porque habían<br />
muerto algunos jefes, y porque había muerto mi papá y otros kuraka<br />
que vivían allí. Por este motivo hemos quedado errantes. Como no<br />
había jefes que dijeran “vivamos en tal lugar”, vivíamos ya separados.<br />
Hay plantas, como el wa’i mañá (lit. pescado-perfume). Mi papá<br />
había visto en las visiones y las sembró en la tierra. Como antes se pescaba<br />
con un hilo de chambira [fibra vegetal], se ponía allí [como cebo].<br />
Los pescados no tenían miedo, porque era wa’i mañá. Un quichua le<br />
pidió para sembrar, y como eran compadres, [mi papá] le regaló. Le