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LA FASCINACION DEL MAL

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La fascinación del mal: Historia de vida de un Shamán Secoya / 53<br />

tal (siona, mai huna etc.). Los muertos de otros grupos indígenas y los<br />

blancos y mestizos habitan en un territorio vagamente colocado en los<br />

márgenes del cosmos.<br />

En el mundo superior, así como también en el mundo humano<br />

y en el inframundo viven sociedades de jaguares; en este caso los matëmó<br />

yái (“jaguares del cielo”). Fernando mencionó unos 25 grupos diferentes,<br />

cada uno con un nombre determinado y características físicas<br />

en parte divergentes. Estos jaguares aparecen siempre en su carácter de<br />

vengadores, y acuden a la llamada del shamán para acompañarlo en<br />

una expedición punitiva. Quienes no son shamanes los desconocen.<br />

El mundo intermedio o tierra (yëjá): es la morada de los seres<br />

humanos y de una multitud de otros seres, como los watí, que componen<br />

numerosos grupos, algunos viven en la casa del Sol, ësë. Son pequeños<br />

y antropomorfos; algunos de ellos ayudan al shamán en la curación.<br />

Enferman a los niños sin mala intención, simplemente por la<br />

influencia que emana de su presencia cuando se desplazan por el aire.<br />

Los mawa’jó pái (mawa’jó: mariposa Morpho, pái: gente): se<br />

mueven permanentemente por el aire, sin residencia fija. El viento que<br />

producen puede enfermar a los niños. Su figura es antropomorfa, de<br />

pequeño tamaño. Luego de morir, el shamán puede convertirse en uno<br />

de ellos.<br />

En las profundidades del agua vive Okomé (okó: agua), el jefe del<br />

conjunto de los peces y todos los reptiles y mamíferos acuáticos.<br />

Okomé no abandona generalmente su casa sino en los casos en que el<br />

shamán lo convoca a fin de lograr una buena pesca, como veremos en<br />

el texto. Según la tradición, en el pasado tuvo una esposa secoya, con la<br />

que procreó a un shamán legendario (Cipolletti 1988a).<br />

Numerosos relatos se refieren a los aña pëkë y los oko yái y a sus<br />

ataques a los seres humanos: los primeros son descritos como similares<br />

a peces, de un metro y medio de largo y con largos dientes. 19 Viven<br />

en los remolinos, y a veces atacan a las canoas que surcan las aguas y<br />

devoran a sus ocupantes. Los oko yái o jaguares del agua viven en las<br />

profundidades de los ríos, las que abandonan periódicamente para ata-

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