Concepciones del maestro sobre la ética
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<strong>Concepciones</strong> <strong>del</strong> <strong>maestro</strong> <strong>sobre</strong> <strong>la</strong> <strong>ética</strong><br />
interés o propósito. De allí surge su característica de “categoricidad”<br />
y, por tanto, el carácter incondicionado <strong>del</strong> imperativo moral kantiano<br />
(Kant, 1996, p. 195).<br />
La autonomía de <strong>la</strong> voluntad es el concepto que justifica <strong>la</strong> última formu<strong>la</strong>ción<br />
<strong>del</strong> imperativo categórico que se presenta en este trabajo:<br />
La voluntad, así pues, no es meramente sometida a <strong>la</strong> ley, sino que<br />
es sometida de modo tal que tiene que ser considerada también como<br />
autolegis<strong>la</strong>dora, y precisamente por eso sólo entonces como sometida a <strong>la</strong><br />
ley (de <strong>la</strong> que el<strong>la</strong> misma puede contemp<strong>la</strong>rse a sí como autora) (Kant,<br />
1996, p. 193).<br />
102<br />
En esta formu<strong>la</strong>ción se evidencia que el reconocimiento de <strong>la</strong> universalidad<br />
<strong>del</strong> imperativo categórico es finalmente un principio de obediencia<br />
<strong>del</strong> ser humano consigo mismo, pues no son “órdenes” o “mandatos”<br />
que viene de afuera, sino que emanan de <strong>la</strong> voluntad <strong>del</strong> individuo como<br />
sujeto moral. Aquí se entiende <strong>la</strong> autonomía como ejercicio de <strong>la</strong> libertad,<br />
en donde <strong>la</strong> posibilidad de decidir por sí mismo de forma autónoma<br />
es el reconocimiento de que los seres humanos no tienen precio<br />
sino dignidad y por tanto <strong>la</strong> libertad es, a juicio de Kant, <strong>la</strong> cualidad<br />
humana por excelencia. El ser humano, como afirma Cortina (2001) es<br />
“considerado el protagonista de su propia vida, de modo que se <strong>la</strong> ha<br />
de considerar como alguien, no como algo, como un fin, y no como un<br />
medio, como una persona, y no como un objeto” (p. 73).<br />
• Concepto kantiano de educación<br />
Indudablemente, <strong>la</strong> concepción kantiana de <strong>la</strong> educación se encuentra<br />
permeada y regu<strong>la</strong>da por los principios que justifican y definen en su<br />
sentido práctico <strong>la</strong> idea de “ley moral”. Así como en su escrito <strong>sobre</strong><br />
¿Qué es <strong>la</strong> Ilustración? (1784) (Kant, 1998a) Kant enunciaba y pronosticaba<br />
que esta época no era ilustrada, sino que se encontraba en proceso<br />
de Ilustración, de <strong>la</strong> misma manera se podría afirmar que el género<br />
humano no es aún testigo de una época moralizada, sino que está en<br />
proceso de moralización. En esta dinámica <strong>la</strong> educación se concibe como<br />
un ideal de perfección que no ha sido alcanzado por <strong>la</strong> experiencia y por<br />
tanto se encuentra en construcción. Por lo anterior, <strong>la</strong> educación con-