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Concepciones del maestro sobre la ética

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<strong>Concepciones</strong> <strong>del</strong> <strong>maestro</strong> <strong>sobre</strong> <strong>la</strong> <strong>ética</strong><br />

<strong>la</strong> justicia o <strong>ética</strong> de mínimos (Cortina & Martínez, 2001) se ocupa de<br />

<strong>la</strong> dimensión universalizable <strong>del</strong> fenómeno moral, es decir, se refiere<br />

a aquellos deberes de justicia que son exigibles para cualquier sujeto<br />

racional y que en definitiva se constituyen en exigencias mínimas, lo<br />

que hace que existan principios y juicios morales caracterizados por el<br />

criterio de <strong>la</strong> universalidad.<br />

En el debate contemporáneo, el formalismo kantiano ha tenido diversas<br />

maneras de interpretación. Para el caso de esta investigación se ha optado<br />

por dos perspectivas. De una parte, L. Kohlberg (1981), quien se<br />

ocupa <strong>del</strong> desarrollo de estructuras morales que son permanentes en los<br />

distintos individuos y culturas. El carácter universal de su propuesta es<br />

ava<strong>la</strong>do a partir de dichas estructuras y no por los contenidos. Así, La<br />

maduración moral se alcanza en el momento en que <strong>la</strong> persona se inserta<br />

en procesos de socialización que permiten <strong>la</strong> construcción de una jerarquía<br />

de valores que contribuye al desarrollo <strong>del</strong> razonamiento moral.<br />

De este modo tomar decisiones justas implica tener como marco de<br />

referencia <strong>la</strong> valoración de <strong>la</strong> dignidad humana en términos de reciprocidad<br />

e igualdad, de tal manera que <strong>la</strong> convivencia social efectivamente<br />

sea posible.<br />

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De otra parte, J. Habermas (1981; 1985) p<strong>la</strong>ntea que <strong>la</strong> <strong>ética</strong> no debe<br />

ocuparse de <strong>la</strong> recomendación de contenidos morales concretos, sino <strong>del</strong><br />

descubrimiento de los procedimientos que legitiman o deslegitiman<br />

normas que proceden de <strong>la</strong> vida cotidiana. En este procedimiento se<br />

expresa <strong>la</strong> racionalidad práctica en sentido kantiano, pues se trata <strong>del</strong><br />

punto de vista de una voluntad racional entendida como lo que todos<br />

podrían querer, no según un horizonte de lo que subjetivamente conviene,<br />

sino que el punto de vista moral se pone en el lugar de cualquier otro<br />

en una perspectiva de universalidad. De acuerdo con Cortina (2001), “lo<br />

constituyente <strong>del</strong> proceso legitimador es el diálogo entre los afectados<br />

por <strong>la</strong>s normas, llevado a cabo en condiciones de simetría”.

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