Concepciones del maestro sobre la ética
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<strong>Concepciones</strong> <strong>del</strong> <strong>maestro</strong> <strong>sobre</strong> <strong>la</strong> <strong>ética</strong><br />
• La amistad y <strong>la</strong> justicia<br />
De acuerdo con <strong>la</strong> división aristotélica de <strong>la</strong>s virtudes en <strong>ética</strong>s y diano<strong>ética</strong>s,<br />
<strong>la</strong> virtud diano<strong>ética</strong> o intelectual por excelencia es <strong>la</strong> prudencia,<br />
en tanto que <strong>la</strong> justicia lo es en cuanto virtud <strong>ética</strong>. En su encuentro<br />
con el otro, el ser humano reconoce una semejanza, por eso, al surgir<br />
<strong>la</strong> recta amistad (philía) se engendra <strong>la</strong> justicia. Si el reconocimiento<br />
<strong>del</strong> otro lo es en sentido verdadero, en tanto que el reconocimiento es<br />
un trato respetuoso <strong>del</strong> otro como valioso en sí mismo por lo que es,<br />
lo racionalmente adecuado es que el otro sea visto como otro sí mismo,<br />
en consecuencia, debería ser tratado <strong>del</strong> mismo modo que desearía ser<br />
tratado el que realiza el reconocimiento.<br />
Por consiguiente –dice Aristóteles en el Libro VIII de EN, dedicado enteramente<br />
a <strong>la</strong> amistad–, <strong>la</strong> justicia y <strong>la</strong> amistad son lo mismo o casi<br />
lo mismo. Además de esto consideramos que el amigo es uno de los<br />
mayores bienes y que <strong>la</strong> carencia de amistades, <strong>la</strong> soledad, es lo más<br />
terrible, porque toda <strong>la</strong> vida y el trato voluntario con los demás tienen<br />
lugar con los amigos.<br />
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¿Cuál es <strong>la</strong> razón por <strong>la</strong> cual los individuos muestran esa inclinación a<br />
hacer amigos? La amistad, de acuerdo con los hechos observados –de<br />
lo cual es consciente Aristóteles–, está en re<strong>la</strong>ción con <strong>la</strong> bondad, con<br />
el p<strong>la</strong>cer o con <strong>la</strong> utilidad, pues cada uno busca amigos en procura de<br />
alguno de estos casos. Pero es muy c<strong>la</strong>ro para Aristóteles que si el caso<br />
es <strong>la</strong> utilidad o el p<strong>la</strong>cer, estos deben ser conducidos al “hombre bueno y<br />
sabio; para quien lo agradable es lo que está de acuerdo con su modo de<br />
ser, y esto es lo bueno y lo bello”. Haciendo uso <strong>del</strong> aforismo de Protágoras<br />
‘el hombre es <strong>la</strong> medida de todas <strong>la</strong>s cosas’, entonces <strong>la</strong> “medida”<br />
<strong>del</strong> hombre bueno es también <strong>la</strong> medida de <strong>la</strong> amistad, pues, como dice<br />
Emilio Lledó, su bondad se expresa en esa capacidad para sentir lo otro<br />
como bueno, como agradable y útil, y también como medida de sí mismo.<br />
Los casos en que se produce <strong>la</strong> philía son una búsqueda de alternativa a<br />
<strong>la</strong> soledad individual que, por <strong>la</strong> naturaleza social <strong>del</strong> hombre, le repugna,<br />
y el encuentro con el otro, producto <strong>del</strong> reconocimiento de <strong>la</strong> igualdad,<br />
es realmente un reencuentro consigo mismo o un encuentro de dos<br />
soledades que se necesitan imprescindiblemente. Aristóteles interpreta<br />
este proceso como una percepción de <strong>la</strong> vida: