10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Él sonríe tímido.Cojo el primer mechón, lo peino hacia arriba y lo sostengo entre los dedos índice y corazón. Agarro elpeine con la boca, cojo las tijeras y doy el primer corte, con el que me llevo un centímetro y medio más omenos. Christian cierra los ojos y se queda sentado como una estatua, suspirando satisfecho mientras yo sigocortando. De vez en cuanto abre los ojos y siempre le encuentro observándome. No me toca mientras trabajo,lo que le agradezco. Su contacto… me distrae.En quince minutos he acabado.—Terminado. —Me gusta el resultado. Está tan guapo como siempre, con el pelo un poco caído y sexy,solo que algo más corto.Christian se mira en el espejo y parece agradablemente sorprendido. Sonríe.—Un gran trabajo, señora Grey. —Gira la cabeza a un lado y luego al otro y me rodea con un brazo. Meatrae hacia él, me da un beso y me acaricia el vientre con la nariz—. Gracias —me dice.—Un placer. —Me agacho para darle un beso breve.—Es tarde. A la cama. —Y me da un azote juguetón en el culo.—¡Ah! Deberíamos limpiar un poco esto. —Hay pelos por todo el suelo.Christian frunce el ceño como si eso no se le hubiera pasado por la cabeza.—Vale, voy por la escoba —dice—. No quiero que andes por ahí avergonzando al personal con eseatuendo tan inapropiado que llevas.—Pero ¿sabes dónde está la escoba? —le pregunto inocentemente.Christian se queda parado.—Eh… no.Río.—Ya voy yo.Cuando me meto en la cama y mientras espero que Christian venga también, pienso en el final tan diferenteque podía haber tenido este día. Estaba tan enfadada con él antes y él conmigo… ¿Cómo puedo tratar esatontería de que quiere que yo dirija una empresa? No deseo dirigir una empresa. Yo no soy él. Tengo quepararlo ya. Tal vez deberíamos tener una palabra de seguridad para los momentos en que él sea demasiadodominante y autoritario, para cuando sea petulante… Suelto una risita. Tal vez esa precisamente debería ser lapalabra de seguridad: petulante. Me gusta la idea.—¿Qué? —me dice al entrar en la cama a mi lado, llevando solo los pantalones del pijama.—Nada. Una idea.—¿Qué idea? —Se estira en la cama a mi lado.Ahí va…—Christian, creo que no quiero dirigir una empresa.Se apoya sobre uno de los codos y me mira.—¿Por qué dices eso?—Porque es algo que nunca me ha llamado la atención.—Eres más que capaz de hacerlo, Anastasia.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!