10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

amablemente sabiendo que ha tenido que soportar a un Christian enfadado y frustrado en su regreso a Seattleantes de lo previsto.—¿Qué tal el vuelo? —me atrevo a preguntar.—Largo, señora Grey. —Su brevedad dice mucho—. ¿Puedo preguntarle cómo está? —añade en un tonomás suave.—Estoy bien.Asiente.—Discúlpeme —dice, y se encamina al estudio de Christian. Mmm… A Taylor le deja entrar y a mí no.—Aquí tiene. —La señora Jones me coloca delante el desayuno. Acabo de quedarme sin apetito, pero melo como para no ofenderla.Para cuando termino lo que he podido comer de mi desayuno, Christian todavía no ha salido del estudio.¿Me está evitando?—Gracias, señora Jones —le digo bajándome del taburete y dirigiéndome al baño para lavarme los dientes.Me los cepillo y recuerdo la discusión con Christian por los votos matrimoniales. También entonces serefugió en su estudio. ¿Es eso lo que le pasa? ¿Está enfurruñado? Me estremezco al recordar la pesadilla quetuvo después. ¿Va a volver a ocurrir eso? Tenemos que hablar. Quiero saber lo que sea que pasa con Jack ypor qué ha aumentado la seguridad de todos los Grey; todos los detalles que me ha estado ocultando a mí,pero que Kate sí sabía. Obviamente Elliot sí le cuenta las cosas.Miro el reloj. Las nueve menos diez… Voy a llegar tarde al trabajo. Acabo de cepillarme los dientes, medoy brillo en los labios, cojo la chaqueta negra fina y me encamino al salón. Me alivia ver que Christian estáallí desayunando.—¿Vas a ir? —me dice al verme.—¿A trabajar? Claro. —Camino valientemente hacia él y apoyo las manos en la barra del desayuno. Memira sin expresión—. Christian, no hace ni una semana que hemos vuelto. Tengo que ir a trabajar.—Pero… —Deja la frase sin terminar y se pasa la mano por el pelo. La señora Jones sale en silencio de lahabitación. Muy discreta, Gail.—Sé que tenemos mucho de que hablar. Si te calmas un poco, tal vez podamos hacerlo esta noche.Se queda con la boca abierta por la consternación.—¿Que me calme? —pregunta en voz extrañamente baja.Me sonrojo.—Ya sabes lo que quiero decir.—No, Anastasia, no lo sé.—No quiero pelear. Venía a preguntarte si puedo coger mi coche.—No, no puedes —me responde.—Está bien —acepto.Él parpadea. Obviamente estaba esperando que empezara a discutir.—Prescott te acompañará. —Su tono es ahora menos beligerante.Oh, por favor, Prescott no… Quiero hacer un mohín y protestar, pero al final no lo hago. Ahora que Jackya no está, podríamos volver a reducir la seguridad…

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!