10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

que hay junto a la cama. Ray arruga la frente, preocupado.—Cuéntale a tu padre lo que te pasa.Niego con la cabeza. Él no necesita que le cuente mis problemas ahora mismo.—No es nada, papá. Te veo bien. —Le cojo la mano.—Me siento mejor, más yo mismo, pero este yeso me está bichicheando.—¿Bichicheando? —La palabra que ha utilizado me hace sonreír.Él me devuelve la sonrisa.—«Bichicheando» suena mejor que «picando».—Oh, papá, cómo me alegro de que estés bien.—Yo también, Annie. Me gustaría algún día hacer saltar a un nieto sobre esta rodilla que me estápichicheando. No querría perderme eso por nada del mundo.Le miro y parpadeo. Mierda. ¿Lo sabe? Lucho por evitar las lágrimas que se me están arremolinando en losojos.—¿Christian y tú estáis bien?—Hemos tenido una pelea —le susurro esforzándome por hablar a pesar del nudo de la garganta—. Peroya lo arreglaremos.Asiente.—Es un buen hombre, tu marido —dice Ray para intentar consolarme.—Tiene sus momentos. ¿Qué dicen los médicos?No quiero hablar de mi marido ahora mismo; es un tema de conversación doloroso.Cuando vuelvo al Escala, Christian no está en casa.—Christian ha llamado y ha dicho que se quedará a trabajar hasta tarde —me informa la señora Jones conexpresión de disculpa.—Oh, gracias por decírmelo.¿Y por qué no me lo ha dicho él? Vaya, está llevando su enfurruñamiento a un nivel totalmente nuevo.Recuerdo brevemente la pelea por nuestros votos matrimoniales y la rabieta que tuvo. Pero ahora yo soy laagraviada.—¿Qué te apetece comer? —La señora Jones tiene un brillo determinado y duro en la mirada.—Pasta.Sonríe.—¿Espaguetis, macarrones, fusili?—Espaguetis, con tu salsa boloñesa.—Marchando. Y Ana… deberías saberlo. El señor Grey se volvió loco esta mañana cuando creyó que tehabías ido. Estaba totalmente fuera de sí. —Me sonríe con cariño.Oh…A las nueve todavía no ha vuelto a casa. Estoy sentada frente a mi mesa de la biblioteca, preguntándomedonde estará. Le llamo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!