10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Frunce el ceño y me coge con fuerza por la cintura. Yo vuelvo a apoyarme contra su pecho y escucho solouna parte de la conversación—. Bien… ¿Cuál es la hora estimada de llegada?… ¿Y los otros, mmm…paquetes? —Christian mira el reloj—. ¿Tienen todos los detalles en el Heathman?… Bien… Sí. Eso puedeesperar hasta el lunes por la mañana, pero envíamelo en un correo por si acaso: lo imprimiré, lo firmaré y te lomandaré de vuelta escaneado… Pueden esperar. Vete a casa, Andrea… No, estamos bien, gracias. —Cuelga.—¿Todo bien?—Sí.—¿Es por lo de Taiwan?—Sí. —Se mueve un poco debajo de mí.—¿Peso mucho?Ríe entre dientes.—No, nena.—¿Estás preocupado por el negocio con los taiwaneses?—No.—Creía que era importante.—Lo es. El astillero de aquí depende de ello. Hay muchos puestos de trabajo en juego.¡Oh!—Solo nos queda vendérselo a los sindicatos. Eso es trabajo de Sam y Ros. Pero teniendo en cuenta cómova la economía, ninguno de nosotros tenemos elección.Bostezo.—¿La aburro, señora Grey? —Vuelve a acariciarme el pelo otra vez, divertido.—¡No! Nunca… Es que estoy muy cómoda en tu regazo. Me gusta oírte hablar de tus negocios.—¿Ah, sí? —pregunta sorprendido.—Claro. —Me echo un poco atrás para mirarle—. Me encanta oír cualquier información que te dignescompartir conmigo. —Le sonrío burlonamente y él me mira divertido y niega con la cabeza.—Siempre ansiosa por recibir información, señora Grey.—Dímelo —le digo mientras me acomodo contra su pecho.—¿Que te diga qué?—Por qué lo haces.—¿El qué?—Por qué trabajas así.—Un hombre tiene que ganarse la vida —dice divertido.—Christian, ganas más dinero que para ganarte la vida. —Mi voz está llena de ironía. Frunce el ceño y sequeda callado un momento. Me parece que no va a contarme ningún secreto, pero me sorprende.—No quiero ser pobre —me dice en voz baja—. Ya he vivido así. No quiero volver a eso. Además… esun juego —explica—. Todo va sobre ganar. Y es un juego que siempre me ha parecido fácil.—A diferencia de la vida —digo para mí. Entonces me doy cuenta de que lo he dicho en voz alta.—Sí, supongo. —Frunce el ceño—. Pero es más fácil contigo.¿Más fácil conmigo? Le abrazo con fuerza.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!