10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¡Señora Grey! —Justo cuando se cierran las puertas del ascensor, le veo derrapar por el vestíbulo—.¡Ana! —grita incrédulo. Pero es demasiado tarde; las puertas acaban de cerrarse y desaparece de mi vista.El ascensor baja suavemente hasta el garaje. Tengo un par de minutos de ventaja sobre Sawyer. Sé que vaa intentar detenerme. Miro con nostalgia mi R8 mientras corro hacia el Saab, abro la puerta, dejo caer lasbolsas en el asiento del acompañante y me siento en el del conductor.Enciendo el motor y las ruedas chirrían cuando me dirijo a toda velocidad a la entrada, donde tengo queesperar once segundos agónicos a que se levante la barrera. En cuanto lo hace salgo rápidamente y veo por elespejo retrovisor a Sawyer que sale corriendo del ascensor de servicio. Su expresión perpleja y dolida sequeda grabada en mi cabeza cuando enfilo la rampa que lleva a la Cuarta Avenida.Suelto por fin el aire; he estado conteniendo la respiración todo el tiempo. Sé que Sawyer llamará aChristian o a Taylor, pero ya me enfrentaré a eso cuando sea necesario. No puedo pensar en ello ahora. Merevuelvo incómoda en el asiento sabiendo en el fondo de mi corazón que Sawyer probablemente acaba deperder su trabajo. No pienses. Tengo que salvar a Mia. Tengo que llegar al banco y sacar cinco millones dedólares. Miro por el espejo retrovisor, esperando encontrar el todoterreno saliendo del garaje, pero cuando mealejo conduciendo no veo ni rastro de Sawyer.El banco es un edificio elegante, moderno y sobrio. Hay voces amortiguadas, suelos que hacen eco al andar ycristales verde pálido con grabados por todas partes. Me dirijo al mostrador de información.—¿En qué puedo ayudarla, señora? —La mujer joven me dedica una amplia pero falsa sonrisa y por unsegundo me arrepiento de haberme puesto los vaqueros.—Me gustaría retirar una gran cantidad de dinero.La señorita Sonrisa Falsa arquea una ceja aún más falsa.—¿Tiene una cuenta con nosotros? —No es capaz de ocultar su sarcasmo.—Sí —respondo—. Mi marido y yo tenemos varias cuentas aquí. Se llama Christian Grey.Abre mucho los ojos durante un segundo y la falsedad da paso a la consternación. Me mira de arriba abajouna vez más, ahora con una combinación de asombro e incredulidad.—Por aquí, señora —me susurra, y me lleva a una oficina con más cristal verde pálido, pequeña y conpocos muebles—. Por favor, siéntese. —Me señala una silla de cuero negro que hay junto a un escritorio decristal con un ordenador ultramoderno y un teléfono—. ¿Cuánto quiere retirar hoy, señora Grey? —mepregunta con amabilidad.—Cinco millones de dólares. —La miro directamente a los ojos como si pidiera esa cantidad de efectivotodos los días.Ella palidece.—Ya veo. Voy a buscar al director. Oh, perdone que le pregunte, ¿tiene alguna identificación?—Sí. Pero me gustaría hablar con el director.—Claro, señora Grey —dice y sale apresuradamente.Me acomodo en el asiento y noto una oleada de náuseas cuando la pistola me presiona incómodamente elfinal de la espalda. Ahora no. No puedo vomitar ahora. Inspiro hondo y la náusea pasa. Miro el relojnerviosamente. Las dos y veinticinco.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!