10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

A la señora Jones se le cae algo en el fregadero y el ruido me sobresalta. Christian parece ajeno al ruido;ignorándolo, se me queda mirando impasible.—Petulante o no, tú come. —Su tono es serio y no tengo intención de discutir con él.—Vale. Ya cojo la cuchara y me como los cereales —digo como una adolescente irascible. Extiendo elbrazo para coger el yogur griego y me echo unas cucharadas en los cereales. Después le incorporo un puñadode arándanos. Miro a la señora Jones y nuestras miradas se encuentran. Le sonrío y ella me responde con unasonrisa cariñosa. Me ha preparado mi desayuno favorito, el que descubrí durante la luna de miel.—Creo que voy a tener que ir a Nueva York a finales de semana. —El anuncio de Christian interrumpemis pensamientos.—Oh.—Solo voy a pasar una noche. Y quiero que vengas conmigo.—Christian, yo no puedo pedir el día libre.Me mira como diciendo: ¿tú crees, teniendo en cuenta que yo soy el jefe?Suspiro.—Sé que la empresa es tuya, pero he estado fuera tres semanas. ¿Cómo puedes esperar que dirija elnegocio si nunca estoy? Estaré bien aquí. Supongo que te llevarás a Taylor, pero Sawyer y Ryan se quedaránaquí… —Me interrumpo porque Christian me está sonriendo—. ¿Qué?—Nada. Solo tú —dice.Frunzo el ceño. ¿Se está riendo de mí? Entonces se me ocurre algo preocupante.—¿Cómo vas a ir a Nueva York?—En el jet de la empresa, ¿por qué?—Solo quería estar segura de que no ibas a coger a Charlie Tango —le digo en voz baja y un escalofríome recorre la espalda. Recuerdo la última vez que pilotó ese helicóptero y siento una oleada de náuseas alevocar las tensas horas que pasé esperando noticias. Probablemente ese ha sido el peor momento de mi vida.Noto que la señora Jones también se ha quedado muy quieta. Intento olvidarme de eso.—No iría a Nueva York con Charlie Tango. El helicóptero no puede recorrer esas distancias. Además,todavía tiene que estar dos semanas más en reparación.Gracias a Dios. Sonrío, en parte por el alivio, pero también porque sé que el accidente de Charlie Tango haocupado los pensamientos y el tiempo de Christian durante las últimas semanas.—Bueno, me alegro de que ya casi esté arreglado, pero… —No acabo la frase. ¿Puedo decir lo nerviosaque me pone que vuelva a volar?—¿Qué? —me pregunta mientras se termina su tortilla.Me encojo de hombros.—¿Ana? —pregunta con la voz tensa.—Es que… ya sabes. La última vez que volaste con el helicóptero… Creí, creímos que… —No puedoacabar la frase y la expresión de Christian se suaviza.—Oye… —Me acaricia la cara con el dorso de los nudillos—. Fue un sabotaje. —Algo oscuro cruza porsu cara y durante un momento me pregunto si ya sabrá quién fue el responsable.—No podría soportar perderte —le susurro.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!