10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Excepto cuando la necesitas.—No la necesito a ella. Te necesito a ti.—Ayer no. Esa mujer es un límite infranqueable para mí, Christian.—Está fuera de mi vida.—Ojalá pudiera creerte.—Joder, Ana.—Por favor, deja que me vista.Suspira y vuelve a pasarse una mano por el pelo.—Te veo esta noche —dice con la voz sombría y desprovista de sentimiento.Y durante un breve momento quiero cogerle en mis brazos y consolarle, pero me resisto porque estoy muyfuriosa. Se gira y se encamina al baño. Yo me quedo de pie petrificada hasta que oigo cerrarse la puerta.Voy tambaleándome hasta la cama y me dejo caer. No he recurrido a las lágrimas, los gritos o el asesinato,ni tampoco he sucumbido a sus tentaciones sexuales. Me merezco la Medalla de Honor del Congreso, perome siento muy triste. Mierda. No hemos resuelto nada. Estamos al borde del precipicio. ¿Está en riesgonuestro matrimonio? ¿Por qué no entiende que ha sido un gilipollas completo e integral por haber salidocorriendo a ver a esa mujer? ¿Y qué quiere decir con que no la va a ver de nuevo? ¿Y cómo demonios sesupone que debo creerle? Miro el despertador: las ocho y media. ¡Mierda! No quiero llegar tarde. Inspirohondo.—El segundo asalto ha quedado en tablas, pequeño Bip —susurro dándome una palmadita en el vientre—.Puede que papá sea una causa perdida, pero espero que no. ¿Por qué, Dios mío, por qué has llegado tanpronto, pequeño Bip? Las cosas estaban empezando a mejorar. —Me tiembla el labio, pero inspiro hondopara sacar fuera todo lo malo y mantener bajo control mis revueltas emociones.—Vamos. Vámonos corriendo al trabajo.No le digo adiós a Christian. Todavía está en la ducha cuando Sawyer y yo nos vamos. Miro por la ventanillaoscura del todoterreno y empiezo a perder la compostura; se me llenan los ojos de lágrimas. El cielo gris yamenazante refleja mi estado de ánimo y una extraña sensación de mal presagio se apodera de mí. No hemoshablado del bebé. He tenido menos de veinticuatro horas para asimilar la noticia de la llegada de pequeñoBip. Christian ha tenido todavía menos tiempo.—Ni siquiera sabe tu nombre —digo acariciándome el vientre y enjugándome las lágrimas de la cara.—Señora Grey —dice Sawyer interrumpiendo mis pensamientos—, hemos llegado.—Oh, gracias, Sawyer.—Voy a acercarme a por algo de comer, señora. ¿Quiere algo?—No, gracias. No tengo hambre.Hannah tiene mi caffè latte esperándome. Lo huelo y el estómago se me revuelve.—Mmm… ¿Te importa traerme un té, por favor? —murmuro avergonzada. Sabía que había una razón porla que nunca me gustó el café. Dios, huele fatal.—¿Estás bien, Ana?

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!