10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—Estoy bien. Es que los asientos son muy bajos y yo llevo tacones muy altos.Kate me coge la mano y yo inspiro hondo. Después sigo a Kate y a Mia, que abre la marcha, hasta la pistade baile.La música retumba por todas partes, un ritmo tecno con el sonido repetitivo de un bajo. La pista de baile noestá muy llena, así que tenemos un poco de espacio. Hay una mezcla ecléctica de gente, mayores y jóvenespor igual, bailando para consumir la noche. Yo nunca he bailado muy bien. De hecho he empezado a bailardesde que estoy con Christian. Kate me abraza.—¡Estoy tan feliz! —grita por encima de la música y empieza a bailar.Mia está haciendo esas cosas que hace Mia, sonriéndonos a las dos y lanzándose a bailar por todas partes.Vaya, está ocupando mucho espacio en la pista de baile. Miro hacia la mesa; nuestros hombres nos estánobservando. Comienzo a moverme. Es un ritmo muy pegadizo. Cierro los ojos y me rindo a él.Abro los ojos y veo que la pista se está llenando. Kate, Mia y yo nos vemos obligadas a juntarnos un pocomás. Y para mi sorpresa descubro que me lo estoy pasando bien. Empiezo a moverme un poco más,valientemente. Kate me mira levantando los dos pulgares y yo le sonrío.Cierro los ojos. ¿Por qué he pasado los primeros veinte años de mi vida sin hacer esto? Prefería leer abailar. Jane Austen no tenía una música muy buena para bailar y Thomas Hardy… Madre mía, él se hubierasentido tremendamente culpable por no haber bailado con su primera esposa. Me río al pensarlo.Es por Christian. Él es quien me ha dado esta confianza en mi cuerpo y en que puedo moverlo.De repente noto dos manos en mis caderas. Christian ha venido a unirse al baile. Me contoneo y las manosbajan hasta mi culo para darle un apretón y después vuelven a mis caderas.Abro los ojos y veo que Mia me mira con la boca abierta, horrorizada. Mierda, ¿tan mal lo hago? Bajo lasmanos para coger las de Christian. Pero son peludas. ¡Joder! ¡No son sus manos! Me doy la vuelta y meencuentro a un gigante rubio con más dientes de los que es natural tener y una sonrisa lasciva que muestratodos y cada uno de ellos.—¡Quítame las manos de encima! —chillo por encima de la música altísima, a punto de sufrir unaapoplejía por la furia.—Vamos, cielo, solo nos lo estamos pasando bien. —Vuelve a sonreír, levanta sus manos peludas comolas de un mono y sus ojos azules brillan por las luces ultravioleta que no dejan de parpadear.Antes de darme cuenta de lo que estoy haciendo, le doy una fuerte bofetada.¡Ay! Mierda, mi mano… Ahora me escuece.—¡Apártate de mí! —le grito. Me mira cubriéndose la mejilla enrojecida con la mano. Le pongo la manoque no ha sufrido daños delante de la cara y extiendo los dedos para enseñarle los anillos—. ¡Estoy casada,gilipollas!Él se encoge de hombros de una forma bastante arrogante y me mira con una sonrisa de disculpa a medias.Echo un vistazo a mi alrededor, nerviosa. Mia está a mi derecha, mirando fijamente al gigante rubio. Kateestá perdida en el momento, a su rollo. Christian no está en la mesa. Oh, espero que haya ido al baño. Doy unpaso atrás para adoptar una postura defensiva que conozco muy bien. Oh, mierda. Christian me rodea lacintura con el brazo y me acerca a su lado.—Aparta tus jodidas manos de mi mujer —dice. No ha gritado, pero no sé cómo se le ha oído por encima

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!