10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Cuando pienso en lo que podría haber pasado… —Su voz no es más que un susurro. Quebrada y ronca.—Estoy bien.—Oh, Ana… —Sus palabras son casi un sollozo.—Estoy bien. Estamos bien. Un poco impresionados, pero Gail también está bien. Ryan está bien. Y Jackya no está.Niega con la cabeza.—Pero no gracias a ti —murmura.¿Qué? Me aparto un poco y le miro.—¿Qué quieres decir?—No quiero discutir eso ahora mismo, Ana.Parpadeo. Bueno, tal vez yo sí… Pero decido que no es el momento. Al menos ya me habla. Vuelvo aapoyarme contra él. Ahora enreda los dedos en mi pelo y empieza a juguetear con él.—Quiero castigarte —me susurra—. Castigarte de verdad. Azotarte hasta que no lo puedas soportar más.El corazón se me queda atravesado en la garganta. ¡Joder!—Lo sé —le digo a la vez que se me eriza el vello.—Y tal vez lo haga.—Espero que no.Vuelve a apretarme en su abrazo.—Ana, Ana, Ana… Pones a prueba la paciencia de cualquiera, hasta la de un santo.—Se pueden decir muchas cosas de usted, señor Grey, pero que sea un santo no es una de ellas.Finalmente me concede una risa reticente.—Muy cierto, como siempre, señora Grey. —Me da un beso en la frente y se mueve—. Vuelve a la cama.Tú tampoco has dormido mucho. —Se levanta, me coge en brazos y me deposita en la cama.—¿Te tumbas conmigo?—No. Tengo cosas que hacer. —Se agacha y recoge el vaso—. Vuelve a dormir. Te despertaré dentro deun par de horas.—¿Todavía estás furioso conmigo?—Sí.—Entonces me voy a dormir otra vez.—Bien. —Tira del edredón para taparme y me da un beso en la frente—. Duérmete.Y como estoy tan grogui por lo de anoche, tan aliviada de que Christian haya vuelto, y tan fatigadaemocionalmente por este encuentro a primera hora de la mañana, no lo dudo ni un momento y hago lo queme dice. Mientras me voy quedando dormida me pregunto por qué no habrá utilizado su mecanismo habitualpara gestionar las cosas: lanzarse sobre mí para follarme sin piedad. Aunque, dado el mal sabor que siento enla boca, agradezco que no lo haya hecho.—Te traigo zumo de naranja —dice Christian y yo abro los ojos otra vez.Acabo de pasar las dos horas de sueño más profundo y relajante de mi vida y me levanto fresca. Además,ya no me late la cabeza. El zumo de naranja es una visión que agradezco, igual que la de mi marido. Se ha

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!