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tercer libro Cincuenta sombras liberadas

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Un hombre de mediana edad entra en el despacho. Tiene entradas y lleva un traje inmaculado y caro decolor carbón y una corbata a juego. Me tiende la mano.—Señora Grey, soy Troy Whelan. —Me sonríe, nos estrechamos las manos y se sienta frente a mí—. Micolega me dice que quiere usted retirar una gran cantidad de dinero.—Correcto. Cinco millones de dólares.Se gira hacia el sofisticado ordenador y escribe unos cuantos números.—Normalmente necesitamos que se nos avise con antelación para poder retirar grandes cantidades dedinero. —Hace una pausa y me dedica una sonrisa tranquilizadora a la vez que arrogante—. Pero por suerteaquí guardamos las reservas de efectivo de toda la costa noroeste del Pacífico —alardea.Por favor, ¿está intentando impresionarme?—Señor Whelan, tengo algo de prisa. ¿Qué se necesita? Llevo conmigo mi carnet de conducir y eltalonario de cheques de la cuenta conjunta que comparto con mi marido. ¿Solo tengo que rellenar un cheque?—Lo primero es lo primero, señora Grey. ¿Puedo ver su identificación? —Pasa del tono jovial al debanquero serio.—Tome —digo pasándole mi carnet de conducir.—Señora Grey… Aquí dice Anastasia Steele.Oh, mierda…—Oh… sí. Mmm…—Llamaré al señor Grey.—Oh, no, eso no será necesario. —¡Mierda!—. Debo de llevar algo con mi nombre de casada. —Rebuscoen el bolso. ¿Qué tengo que lleve mi nombre? Saco mi cartera, la abro y encuentro una foto en la que estamosChristian y yo en la cama del camarote del Fair Lady. ¡No puedo enseñarle eso! Saco la American Expressnegra.—Tome.—Señora Anastasia Grey —lee Whelan—. Bueno, esto valdrá. —Frunce el ceño—. Pero esto es muyirregular, señora Grey.—¿Quiere que le diga a mi marido que su banco no ha querido cooperar conmigo? —Cuadro los hombrosy le dedico una mirada de lo más reprobatorio.Él hace una pausa momentánea y me examina de nuevo brevemente.—Tendrá que rellenar un cheque, señora Grey.—Claro. ¿Esta cuenta? —Le enseño el talonario de cheques mientras intento controlar mi corazóndesbocado.—Sí, perfecto. Necesito que rellene otros papeles también. ¿Si me disculpa un momento?Asiento y él se levanta y sale del despacho. Vuelvo a dejar escapar el aire que estaba conteniendo. Nosabía que iba a ser tan difícil. Abro el talonario de cheques torpemente y saco un bolígrafo del bolso. ¿Y solotengo que cobrar el cheque y ya está? No tengo ni idea. Con dedos temblorosos escribo: «Cinco millones dedólares. 5.000.000 $».Oh, Dios, espero estar haciendo lo correcto. Mia, piensa en Mia. No puedo contárselo a nadie.Las palabras repugnantes y estremecedoras de Jack resuenan en mi mente: «Y no se lo digas a nadie o me

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