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tercer libro Cincuenta sombras liberadas

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condiciones.Ray tiene el mismo aspecto, solo que con más barba. Mi madre se queda impresionada al verle y las doslloramos un poco más.—Oh, Ray.Le aprieta la mano y le acaricia la cara y a mí me conmueve ver el amor que siente todavía por su exmarido. Me alegro de llevar pañuelos en el bolso. Nos sentamos a su lado y le cojo la mano a mi madremientras ella coge la de Ray.—Ana, hubo un tiempo en que este hombre era el centro de mi mundo. El sol salía y se ponía con él.Siempre le querré. Te cuidó siempre tan bien…—Mamá… —Las palabras se me quedan atravesadas y ella me acaricia la cara y me coloca un mechón depelo detrás de la oreja.—Ya sabes que siempre querré a Ray. Pero nos distanciamos. —Suspira—. Y simplemente no podía vivircon él. —Se mira los dedos y me pregunto si estará pensando en Steve, el marido número tres, del que nohablamos.—Sé que quieres a Ray —le susurro, secándome los ojos—. Hoy le van a sacar del coma.—Es una buena noticia. Seguro que estará bien. Es un cabezota. Creo que tú aprendiste de él.Sonrío.—¿Has estado hablando con Christian?—¿Opina que eres una cabezota?—Eso creo.—Le diré que es un rasgo de familia. Se os ve muy bien juntos, Ana. Muy felices.—Lo somos, creo. O lo estamos consiguiendo. Le quiero. Él es el centro de mi mundo. El sol sale y sepone con él para mí también.—Y es obvio que él te adora, cariño.—Y yo le adoro a él.—Pues díselo. Los hombres necesitan oír esas cosas, igual que nosotras.Insisto en ir al aeropuerto con mamá y Bob para despedirme. Taylor nos sigue en el R8 y Christian conduceel todoterreno. Siento que no puedan quedarse más, pero tienen que volver a Savannah. Es un adiós lleno delágrimas.—Cuida bien de ella, Bob —le susurro cuando me abraza.—Claro, Ana. Y tú cuídate también.—Lo haré. —Me vuelvo hacia mi madre—. Adiós, mamá. Gracias por venir —le digo con la voz un pocoquebrada—. Te quiero mucho.—Oh, mi niña querida, yo también te quiero. Y Ray se pondrá bien. No está preparado para dejar atrás suser mortal todavía. Seguro que hay algún partido de los Mariners que no puede perderse.Suelto una risita. Tiene razón. Decido que le voy a leer la página de deportes del periódico del domingo aRay esta tarde. Veo como ella y Bob suben por la escalerilla del jet de Grey Enterprises Holdings, Inc. Alllegar arriba se despide con la mano todavía llorando y desaparece. Christian me rodea los hombros con los

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