10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Señora Grey… —La enfermera Nora frunce el ceño.—Por favor —le suplico.Niega con la cabeza, gira y se va. Y yo vuelvo a acurrucarme con Christian.Cuando me despierto, a Christian no se le ve por ninguna parte. La luz del sol entra por las ventanas y ahorapuedo ver bien la habitación. ¡Me han traído flores! No me fijé anoche. Hay varios ramos. Me pregunto dequién serán.Suena un suave golpe en la puerta que me distrae y se asoma Carrick. Me sonríe al ver que estoy despierta.—¿Puedo pasar? —pregunta.—Claro.Entra y se acerca. Sus amables y cariñosos ojos azules me observan perspicaces. Lleva un traje oscuro;debe de estar trabajando. Me sorprende al agacharse para darme un beso en la frente.—¿Puedo sentarme?Asiento y él se sienta en el borde de la cama y me coge la mano.—No sé cómo darte las gracias por salvar a mi hija, querida chica valiente aunque un poco loca. Lo quehiciste probablemente le salvó la vida. Siempre estaré en deuda contigo. —Su voz tiembla, llena de gratitud ycompasión.Oh… No sé qué decir. Le aprieto la mano, pero no digo nada.—¿Cómo te encuentras?—Mejor. Dolorida —digo por ser sincera.—¿Te han dado medicación para el dolor?—Sí, parace…no sé qué.—Bien. ¿Dónde está Christian?—No lo sé. Cuando me he despertado ya no estaba.—No andará lejos, seguro. No quería dejarte mientras estabas inconsciente.—Lo sé.—Está un poco enfadado contigo, como es lógico —dice Carrick con una media sonrisa. Ah, de ahí es dedonde la ha sacado Christian…—Christian siempre está enfadado conmigo.—¿Ah, sí? —Carrick sonríe encantado, como si eso fuera algo bueno… Su sonrisa es contagiosa.—¿Cómo está Mia?Los ojos se le ensombrecen un poco y su sonrisa desaparece.—Está mejor. Furiosa. Pero creo que la ira es una reacción sana ante lo que le ha pasado.—¿Está aquí?—No, está en casa. No creo que Grace tenga intención de perderla de vista.—Sé cómo es eso.—Tú también necesitas que te vigilen —me riñe—. No quiero que vuelvas a exponer a riesgosinnecesarios tu vida o la vida de mi nieto.Me sonrojo. ¡Lo sabe!

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!