10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—Necesito control, Ana. Igual que te necesito a ti. Solo puedo funcionar así. No puedo dejarme llevar. Nopuedo. Lo he intentado… Y bueno, contigo… —Sacude la cabeza por la exasperación.Trago saliva. Ese es el núcleo de nuestro dilema: su necesidad de control y su necesidad de mí. Me niego acreer que son mutuamente excluyentes.—Yo también te necesito —le susurro, abrazándole más fuerte—. Lo intentaré, Christian. Intentaré tenermás consideración contigo.—Quiero que me necesites —susurra.¡Dios!—¡Pero si te necesito! —digo con mucha pasión. Le necesito tanto… Le quiero tanto.—Quiero cuidarte.—Y lo haces. Siempre. Te he echado mucho de menos cuando estabas fuera…—¿Ah, sí? —Suena sorprendido.—Sí, claro. Odio que te vayas y me dejes sola.Noto su sonrisa.—Podrías haber venido conmigo.—Christian, por favor. No resucitemos esa discusión. Quiero trabajar.Suspira y yo le peino suavemente con los dedos.—Te quiero, Ana.—Yo también te quiero, Christian. Siempre te querré.Y los dos nos quedamos tumbados, disfrutando de la calma tras la tormenta. Y escuchando el latido rítmicode su corazón, me dejo llevar por el sueño, exhausta.Me despierto sobresaltada y desorientada. ¿Dónde estoy? En el cuarto de juegos. Las luces todavía estánencendidas e iluminan tenuemente las paredes rojo sangre. Christian gime otra vez y me doy cuenta de queeso es lo que me ha despertado.—No —lloriquea. Está tumbado a mi lado, con la cabeza hacia atrás, los párpados apretados y la caracrispada por la angustia.Maldita sea, está teniendo una pesadilla.—¡No! —grita.—Christian, despierta. —Me incorporo con dificultad, apartando la sábana de una patada. Me pongo derodillas a su lado, le cojo por los hombros y le sacudo. Se me saltan las lágrimas—. Christian, por favor,¡despierta!Abre los ojos de golpe, grises y salvajes, las pupilas dilatadas por el miedo. Me mira con los ojos vacíos.—Christian, era una pesadilla. Estás en casa. Estás seguro.Parpadea, mira a su alrededor muy nervioso y frunce el ceño al ver dónde está. Sus ojos vuelven aencontrarse con los míos.—Ana —jadea y sin más preámbulos me coge la cara con las dos manos, me acerca a su pecho y me besacon pasión. Su lengua me invade la boca y sabe a desesperación y a necesidad. Sin darme apenas unmomento para respirar, rueda sin separar sus labios de los míos hasta quedar encima de mí, apretándome

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!