10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

3Me miro horrorizada las marcas rojas que tengo por toda la piel alrededor de los pechos. ¡Chupetones!¡Estoy llena de chupetones! Estoy casada con uno de los hombres de negocios más respetados deEstados Unidos y me ha llenado el cuerpo de chupetones… ¿Cómo no me he dado cuenta de que me estabadejando todas esas marcas? Me sonrojo. Sé perfectamente cómo: en esos momentos el señor Orgásmicoestaba desplegando sus increíbles habilidades sexuales conmigo.Mi subconsciente me mira por encima de los cristales de las gafas de media luna y chasquea la lengua condesaprobación, mientras la diosa que llevo dentro duerme apaciblemente en su chaise-longue, fuera decombate. Observo mi reflejo con la boca abierta. Tengo hematomas rojos alrededor de las muñecas por lasesposas. Ya me avisó de que dejaban marcas. Examino mis tobillos; más hematomas. Joder, parece que hayasufrido un accidente.Sigo mirándome, intentando reconocerme. Mi cuerpo está tan diferente últimamente… Ha cambiado deforma sutil desde que le conozco. Ahora estoy más delgada y en mejor forma y tengo el pelo brillante y biencortado. Me he hecho la manicura, la pedicura y llevo las cejas perfectamente depiladas. Por primera vez enmi vida voy bien arreglada (excepto por esas horribles marcas de mordiscos).Pero no quiero pensar en tratamientos de belleza ahora mismo. Estoy demasiado enfadada. ¿Cómo seatreve a marcarme así, como si fuera un adolescente? En el poco tiempo que llevamos juntos nunca me habíahecho chupetones. Estoy horrible. No sé por qué me ha hecho esto. Maldito obseso del control. ¡Pues nopienso tolerarlo! Mi subconsciente cruza los brazos por debajo de su pecho pequeño. Esta vez se ha pasado.Salgo pisando fuerte del baño y entro en el vestidor, evitando a propósito mirar en su dirección. Me quito labata y me pongo un pantalón de chándal y una camisola. Me suelto la trenza, cojo un cepillo del pelo deltocador y me peino para quitarme los nudos.—Anastasia —me llama Christian y noto ansiedad en su voz—, ¿estás bien?Le ignoro. ¿Que si estoy bien? Pues no, no estoy bien. Con lo que me ha hecho, dudo que pueda ponermeun bañador, y mucho menos uno de esos biquinis ridículamente caros durante lo que queda de luna de miel.Pensar eso me enfurece. Pero ¿cómo se ha atrevido? Que si estoy bien… Me hierve la sangre. ¡Yo también sécomportarme como una adolescente! Regreso al dormitorio, le tiro el cepillo del pelo, me giro y vuelvo a salir,no sin antes ver su expresión asombrada y su rápida reacción de levantar el brazo para protegerse la cabeza,lo que provoca que el cepillo rebote inútilmente contra su antebrazo y aterrice en la cama.Salgo del camarote hecha una furia, subo por las escaleras y salgo a la cubierta para dirigirme como unaexhalación a la proa. Necesito un poco de espacio para calmarme. Está oscuro pero el aire es templado. Labrisa cálida huele a Mediterráneo y a los jazmines y buganvillas de la costa. El Fair Lady surca sin esfuerzo eltranquilo mar color cobalto y yo apoyo los codos sobre la barandilla de madera, mirando la costa lejana en laque parpadean y titilan unas luces diminutas. Inspiro hondo despacio y empiezo a calmarme lentamente. Notosu presencia detrás de mí antes de oírle.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!