10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—No llores, por favor —murmura.Este hombre me aturde y me confunde. Mi furia me ha abandonado cuando más la necesito… Me sientoentumecida. Solo quiero acurrucarme y abstraerme de todo. Parpadeo intentando controlar las lágrimas y lemiro a los ojos angustiados. Inspiro hondo, todavía temblorosa, sin apartar los ojos de los suyos. ¿Qué voy ahacer con este hombre tan controlador? ¿Aprender a dejarle que me controle? No lo creo…—Yo nunca ¿qué? —le pregunto.—Nunca haces lo que te digo. Cambias de idea y no me dices dónde estás. Ana, estaba en Nueva York,furioso e impotente. Si hubiera estado en Seattle te habría obligado a volver a casa.—¿Por eso me estás castigando?Traga saliva y después cierra los ojos. No tiene respuesta para eso, pero yo sé que castigarme era lo quepretendía.—Tienes que dejar de hacer esto —le digo.Arruga la frente.—Primero, porque al final solo acabas sintiéndote peor que cuando empezaste.Él ríe burlón.—Eso es cierto —murmura—. No me gusta verte así.—Y a mí no me gusta sentirme así. Me dijiste cuando estábamos en el Fair Lady que yo no soy tu sumisa,soy tu mujer.—Lo sé, lo sé —reconoce en voz baja y ronca.—Bueno, pues deja de tratarme como si lo fuera. Siento no haberte llamado. Procuraré no ser tan egoísta lapróxima vez. Ya sé que te preocupas por mí.Me mira fijamente, examinándome de cerca con los ojos sombríos y ansiosos.—Vale, está bien —dice por fin.Se inclina hacia mí, pero se para justo antes de que sus labios toquen los míos en una petición silenciosa depermiso. Yo acerco mi cara a la suya y él me besa tiernamente.—Después de llorar tienes siempre los labios tan suaves… —murmura.—No prometí obedecerte, Christian —le susurro.—Lo sé.—Tienes que aprender a aceptarlo, por favor. Por el bien de los dos. Y yo procuraré tener más en cuentatus… tendencias controladoras.Se le ve perdido y vulnerable, completamente abrumado.—Lo intentaré —murmura con una evidente sinceridad en la voz.Suspiro profundamente para tranquilizarme.—Sí, por favor. Además, si yo hubiera estado aquí…—Lo sé —me dice y palidece. Vuelve a tumbarse y se coloca el brazo libre sobre la cara. Yo me acurrucojunto a él y apoyo la cabeza en su pecho. Los dos nos quedamos en silencio un rato. Su mano baja hasta elfinal de mi trenza y me quita la goma, soltándome el pelo, para después lenta y rítmicamente peinármelo conlos dedos. De eso es de lo que va todo esto: de su miedo, un miedo irracional por mi seguridad. Me viene a lamente la imagen de Jack Hyde tirado en el suelo del piso con la Glock al lado de la mano. Bueno, tal vez no

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!