10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

—¿Ella supo qué?—Que estaba perdidamente enamorado de ti. Me animó a ir a Georgia a verte, y me alegro de que lohiciera. Creyó que se te cruzarían los cables y te irías. Que fue lo que hiciste.Me pongo pálida. Prefiero no pensar en eso.—Ella pensó que yo necesitaba todas las cosas que me proporcionaba el estilo de vida del que disfrutaba.—¿El de dominante? —susurro.Asiente.—Eso me permitía mantener a todo el mundo a distancia, tener el control, mantenerme alejado… o esocreía. Seguro que has descubierto ya el porqué —añade en voz baja.—¿Por tu madre biológica?—No quería que volvieran a herirme. Y entonces me dejaste. —Sus palabras son apenas audibles—. Y yome quedé hecho polvo.Oh, no.—Había evitado la intimidad tanto tiempo… No sabía cómo hacer esto.—Por ahora lo estás haciendo bien —murmuro. Sigo el contorno de sus labios con el dedo índice. Él losfrunce y me da un beso. Estás hablando conmigo, pienso—. ¿Lo echas de menos? —susurro.—¿El qué?—Ese estilo de vida.—Sí.¡Oh!—Pero solo porque echo de menos el control que me proporcionaba. Y la verdad es que gracias a tuestúpida hazaña —se detiene—, que salvó a mi hermana —continúa en un susurro lleno de alivio, asombro eincredulidad—, ahora lo sé.—¿Qué sabes?—Sé que de verdad me quieres.Frunzo el ceño.—¿Ah, sí?—Sí, porque he visto que lo arriesgaste todo por mí y por mi familia.Mi ceño se hace más profundo. Él extiende la mano y sigue con el dedo la línea del medio de mi frente,sobre la nariz.—Te sale una V aquí cuando frunces el ceño —murmura—. Es un sitio muy suave para darte un beso.Puedo comportarme fatal… pero tú sigues aquí.—¿Y por qué te sorprende tanto que siga aquí? Ya te he dicho que no te voy a dejar.—Por la forma en que me comporté cuando me dijiste que estabas embarazada. —Me roza la mejilla con eldedo—. Tenías razón. Soy un adolescente.Oh, mierda… sí que dije eso. Mi subconsciente me mira fijamente: ¡Su médico lo dijo!—Christian, he dicho algunas cosas horribles. —Me pone el dedo índice sobre los labios.—Chis. Merecía oírlas. Además, este es mi cuento para dormir. —Vuelve a ponerse boca arriba.—Cuando me dijiste que estabas embarazada… —Hace una pausa—. Yo pensaba que íbamos a ser solo tú

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!