10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

mí; en este momento está a diez mil metros sobre el Medio Oeste, camino de Nueva York. No sabía que meiba a sentir tan alterada y ansiosa solo porque Christian estuviera fuera. Seguro que con el tiempo ya nosentiré esta sensación de inseguridad y de pérdida, ¿verdad? Dejo escapar un suspiro y sigo trabajando.Más o menos a la hora de comer empiezo a comprobar frenéticamente mi correo y mi BlackBerry por si meha mandado un mensaje. ¿Dónde está? ¿Habrá aterrizado bien? Hannah me pregunta si quiero ir a comer,pero estoy demasiado preocupada y le digo que se vaya sin mí. Sé que esto es irracional, pero necesito saberque ha llegado bien.Suena el teléfono de mi oficina y me sobresalta.—Ana Ste… Grey.—Hola. —La voz de Christian es tierna y tiene un punto alegre. Siento que me embarga el alivio.—Hola —le respondo sonriendo de oreja a oreja—. ¿Qué tal el vuelo?—Largo. ¿Qué vas a hacer con Kate?Oh, no.—Solo vamos a salir a tomar unas copas tranquilamente.Christian no dice nada.—Sawyer y la chica nueva, Prescott, van a venir también para hacer a vigilancia —le digo para aplacarleun poco.—Creía que Kate iba a venir al piso.—Sí, pero después de tomar una copa rápida.¡Por favor, déjame salir por ahí! Christian suspira profundamente.—¿Por qué no me lo habías dicho? —me dice con calma. Demasiada calma.Me doy una patada en la espinilla mentalmente.—Christian, vamos a estar bien. Tengo a Ryan, a Sawyer y a Prescott. Y solo es una copa.Christian permanece en testarudo silencio y percibo que no está nada contento.—Solo he podido quedar con ella unas pocas veces desde que tú y yo nos conocimos. Y es mi mejoramiga…—Ana, no quiero apartarte de tus amigos. Pero creía que habíais quedado en casa.—Vale —concedo—. Nos quedaremos en casa.—Solo mientras esté por ahí ese lunático suelto. Por favor.—Ya te he dicho que sí —le digo exasperada y poniendo los ojos en blanco.Christian ríe un poco al otro lado del teléfono.—Siempre sé cuándo estás poniendo los ojos en blanco aunque no te vea.Miro el auricular con el ceño fruncido.—Oye, lo siento. No quería preocuparte. Se lo voy a decir a Kate.—Bien —dice con alivio evidente. Me siento culpable por haberle preocupado.—¿Dónde estás?—En la pista del aeropuerto JFK.—Oh, acabas de aterrizar…—Sí. Me has pedido que te llamara en cuanto aterrizara.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!