10.07.2015 Views

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

tercer libro Cincuenta sombras liberadas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

gustaría que estuvieras descalza, embarazada y en la cocina.Me echo un poco hacia atrás para poder verle la cara. Él me mira a los ojos con los suyos brillantes.—Eso también me gusta a mí —murmuro. Él me da un beso con la mano todavía sobre mi vientre.Al ver que está de buen humor, decido sacar un tema delicado.—¿Has pensado en mi sugerencia?Se queda muy quieto.—Ana, la respuesta es no.—Pero Ella es un nombre muy bonito.—No le voy a poner a mi hija el nombre de mi madre. No. Fin de la discusión.—¿Estás seguro?—Sí. —Me coge la barbilla y me mira con sinceridad y despidiendo irritación por todos los poros—. Ana,déjalo ya. No quiero que mi hija tenga nada que ver con mi pasado.—Vale. Lo siento. —Mierda… No quiero que se enfade.—Eso está mejor. Deja de intentar arreglarlo —murmura—. Has conseguido que admita que la quería y mehas arrastrado hasta su tumba. Ya basta.Oh, no. Me muevo en su regazo para quedar a horcajadas sobre él y le cojo la cabeza con las manos.—Lo siento. Mucho. No te enfades conmigo, por favor. —Le doy un beso en los labios y después otro enla comisura de la boca. Tras un momento él señala la otra comisura y yo sonrío y se la beso también.Seguidamente señala su nariz. Le beso ahí. Ahora sonríe y me pone la mano en la espalda.—Oh, señora Grey… ¿Qué voy a hacer contigo?—Seguro que ya se te ocurrirá algo —le digo.Sonríe y girándose de repente, me tumba y me aprieta contra la manta.—¿Y si se me ocurre ahora? —susurra con una sonrisa perversa.—¡Christian! —exclamo.De pronto oímos un grito agudo de Ted. Christian se levanta con la agilidad de una pantera y corre al lugarde donde ha surgido el sonido. Yo le sigo a un paso más tranquilo. En el fondo no estoy tan preocupadacomo él; no era un grito de esos que me haría subir las escaleras de dos en dos para ver qué ha ocurrido.Christian coge a Teddy en brazos. Nuestro hijo está llorando inconsolablemente y señalando al suelodonde se ven los restos del polo fundiéndose hasta formar un pequeño charco en la hierba.—Se le ha caído —dice Sophie en un tono triste—. Le habría dado el mío, pero ya me lo había terminado.—Oh, Sophie, cariño, no te preocupes —le digo acariciándole el pelo.—¡Mami! —Ted llora y me tiende los brazos. Christian le suelta a regañadientes y yo extiendo los brazospara cogerle.—Ya está, ya está.—¡Pooo! —solloza.—Lo sé, cariño. Vamos a buscar a la señora Taylor a ver si tiene otro. —Le doy un beso en la cabeza…Oh, qué bien huele. Huele a mi bebé.—Pooo —repite sorbiendo por la nariz. Le cojo la mano y le beso los dedos pegajosos.—Tus deditos saben a polo.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!