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La bruja negra

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Lachlan Grey mira a su alrededor, es evidente que está calculando la posibilidad

que tendría de derrotar a todos aquellos elfhollen y vu trin.

—Baja el arma, Lukas —cede al fin.

Lukas sigue mirando a su alrededor con una expresión feroz en el rostro y la

varita todavía en alto. Empiezan a temblarme las piernas.

El comandante Grey lo mira furioso.

—¡Teniente Grey, le he ordenado que baje el arma!

Después de mucho pensarlo, Lukas envaina la varita sin soltarme el brazo.

Tengo la sensación de que se me va a salir el corazón por la boca.

—Ha sido muy hábil escondiendo a la chica en Halfix durante todo este tiempo,

Lachlan —comenta la vu trin.

—Créame, comandante Vin —contesta el padre de Lukas fulminando a su hijo

con la mirada—, ha sido algo completamente accidental.

—¡Nadie me estaba escondiendo! —insisto cada vez más alarmada.

Lukas me lanza una rápida mirada rebosante de advertencia y guardo silencio.

—Si resulta que la chica tiene poderes —le asegura el elfhollen a Lachlan Grey

—, se quedará bajo nuestra custodia.

—No —contesta Lachlan con firmeza—. ¿Qué os impediría matarla?

¿Matarme? Se me encoge el estómago y reprimo un grito. Me pego un poco más

a Lukas y me aferro a su túnica.

—Podríamos alojarla en la Torre Mayor custodiada por una guardia combinada

—ofrece el elfhollen—, hasta que lleguemos a un acuerdo sobre lo que podemos

hacer con ella.

—Deshazte de la mitad de tus hombres y accederé a examinar a la chica —cede

Lachlan.

La comandante Vin mira a Lachlan con divertida sospecha y después hace un

gesto con la barbilla en dirección a Lukas.

—Deshazte de él y trato hecho. Todos sabemos que tu joven teniente equivale a

diez de los nuestros.

Lachlan pasea la mirada entre Lukas y la guardia vu trin.

—De acuerdo. Lukas, márchate.

Lukas no me suelta el brazo.

—Por favor —les suplico sin poder reprimir las palabras—. Solo quiero ver a mis

hermanos.

—¡Cállate, gardneriana! —espeta la comandante Vin.

Su hostilidad me hace recular mentalmente.

—Lukas —dice Lachlan con firmeza y una mirada de seguridad en los ojos—,

acompañarás a la guardia vu trin a su base occidental. —Mira a la comandante Vin

alzando las cejas—. ¿De acuerdo?

Esta asiente.

Lukas mira a su padre con dureza. Me suelta el brazo.

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