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La bruja negra

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Fallon Bane

—¿L

e has besado?

—¿Disculpa?

—A Gareth Keeler. ¿Le has besado?

Estoy ante un público formado por tres chicas: las universitarias que la tía Vyvian

ha elegido para que me acompañen a comprar. Están sentadas delante de mí y me

miran con mucha atención, esperando mi respuesta.

A la pregunta más incómoda que me han hecho en mi vida.

Esta clase de preguntas personales tan inapropiadas no eran aceptables en Halfix,

y me alejo mentalmente de ellas sintiéndome muy incómoda.

Es mi primera mañana en Valgard y estamos en el carruaje de la tía Vyvian en

dirección a la tienda de la mejor modista de Gardneria. El trayecto es tranquilo, y el

carruaje va flanqueado por doce soldados armados, todos magos de alto nivel.

Doce.

Son los encargados de la protección de Fallon Bane, nuestra próxima Bruja

Negra. Quizá la tía Vyvian no quiera creer que será ella, pero por nuestra escolta

armada queda claro que la mayoría de los demás gardnerianos no piensan igual que

ella.

Fallon es, de lejos, la chica más intimidante que he conocido en mi vida. Es

preciosa, tiene los labios carnosos, una melena de pelo negro ondulado que le llega

hasta la cintura y unos ojos enormes en los que brilla toda la gama de verdes que

existen. Todo lo demás es de lo más convencional. Para empezar va vestida con un

uniforme de aprendiz de militar que han modificado para que pueda ponérselo una

mujer, lleva la tradicional túnica de seda gris encima de una larguísima falda gris en

lugar de pantalones y luce una esfera de Erthia bordada sobre el corazón. Y en las

mangas del uniforme lleva las insignias plateadas de los magos de nivel cinco. Fallon

me observa con las piernas separadas, una postura agresiva con la que se adueña de la

mayor parte del espacio que hay en el carruaje.

Ella es la que formula las preguntas con una sonrisita ligeramente desdeñosa en la

cara. Mi evidente incomodidad, que delata el rubor que noto en la cara, parece

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