23.12.2020 Views

La bruja negra

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Pero no puedo evitar advertir que su hostilidad hacia mí ha disminuido un poco

últimamente. A veces le sorprendo mirándome en la cocina con esos ojos suyos tan

intensos. Como si estuviera intentando entenderme. Siempre me provoca una

inquietante sensación cálida. Pero poco después de que se crucen nuestras miradas,

siempre aparece ese destello de ira en sus ojos, me lanza una mirada fulminante y

aparta la vista.

Después de una hora de tenso silencio, Yvan cierra el libro de golpe, se levanta,

coge la mochila de la cama y se marcha de la habitación cerrando de un portazo. La

densa e incómoda tensión que flotaba en la habitación se marcha con él y yo suspiro

aliviada.

—No sé cómo soportas vivir con él —le digo a Trystan—. Es demasiado intenso.

Trystan no dice nada. Levanta la vista para mirarme a los ojos un momento y

vuelve a posarlos en su libro.

—Oye, ¿por qué le estabas mirando? —pregunto con desconfianza.

Trystan guarda silencio un momento concentrado en su libro mientras yo espero

impaciente a que me responda.

—Porque es guapo —dice Trystan al fin en voz tan baja que es casi un susurro.

Las palabras se quedan flotando en el aire entre nosotros y puedo sentir su peso

sobre mí. De pronto tengo la repentina e incómoda sensación de que las cosas que

llevo ignorando toda mi vida se están convirtiendo en algo innegable.

—¿A qué te refieres? —pregunto muy despacio.

No me contesta, solo se pone tenso y sigue mirando el libro.

Le estoy malinterpretando. Seguro. Yvan es guapo. Dolorosamente. Trystan solo

está exponiendo lo evidente. Pero lo ha dicho de una forma…

De pronto una serie de ideas inoportunas empiezan a ordenarse. Aunque siempre

he visto a Rafe flirteando con chicas y haciendo comentarios sobre las más guapas

que nos cruzábamos cada vez que íbamos a los mercados de invierno al aire libre, no

recuerdo que Trystan se haya fijado nunca en ninguna. Siempre ha estado encantado

de pasar el rato con Gareth.

Mi hermano vuelve a mirarme a los ojos con una expresión triste y desafiante al

mismo tiempo. Casi no puedo respirar y tengo la boca abierta.

—Oh, Trystan. Por favor, dime que no estás diciendo…

Mi hermano aprieta los labios con una expresión dolida.

—No puedes pensar que es guapo. No puedes pensar así. Trystan, dime que no te

referías a eso.

No me contesta y clava la mirada en el libro mientras el pánico se apodera de mí.

—Santísimo Gran Ancestro, Trystan, ¿lo sabe Yvan?

«Yvan no puede saberlo. Nadie puede saberlo».

—Creo que sí —contesta Trystan muy tenso—. Quizá por eso tiene tanto cuidado

de no desnudarse delante de mí.

—Oh, Trystan —jadeo presa del pánico—, esto es un desastre.

Página 267

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!