23.12.2020 Views

La bruja negra

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¡No! —grito al fin completamente frustrada—. ¡Jamás he hecho ninguna de

esas cosas!

Se detiene y me fulmina con la mirada frunciendo mucho el ceño antes de seguir

paseando.

—¿Tu tío nunca te proporcionó ningún entrenamiento en artes marciales?

Cada vez estoy más confusa.

—Pues claro que no. ¡Pero si se dedica a fabricar violines!

—Pero ha debido de darte una varita en algún momento.

Niego con la cabeza con energía.

—Ni siquiera permitía que hubiera ninguna en casa.

De pronto me viene una breve imagen de la varita blanca de Sage.

La hechicera me mira con incredulidad con una mano apoyada en la cadera.

—¡No juegues conmigo, Elloren Gardner! Tu tío debió de protegerte de alguna

forma.

—Pues no lo hizo —espeto—. Al tío Edwin no le gusta la violencia.

La comandante Vin se queda completamente de piedra y me mira como si le

estuviera hablando en algún idioma desconocido.

—¿Qué? —espeta.

—Que al tío Edwin no le gusta la…

—¡Ya te he oído!

—Y entonces por qué…

—¿Y qué has estado haciendo?

—¿A qué te refieres?

—¡En casa de tu tío!

La fulmino con la mirada, cada vez me siento más frustrada.

—Cuidar del jardín y de los animales. —Me esfuerzo para no mencionar los

violines. Se supone que las mujeres no deben aprender el oficio de lutier, y no quiero

que el tío Edwin tenga problemas con estas personas tan espantosas—. Leo, preparo

medicamentos. Y… a veces fabrico juguetes de madera…

—¿Juguetes?

—Básicamente figuritas de animales. —Me encojo de hombros—. A veces hago

muebles para muñecas. Mi tío los vende en el mercado.

Los elfhollen, que han aguardado muy quietos mirándome con frialdad,

intercambian miradas de sorpresa.

—¡Me estás dando largas! —espeta la hechicera señalándome con un dedo

acusador—. ¡Ponte en guardia, gardneriana!

Una de las subordinadas de la hechicera se adelanta y me tiende una suave varita

pulida de roble rojo.

La comandante Vin señala una mesa que hay al otro lado de la estancia, donde

veo una pequeña vela apagada.

—Ahora lanza una llama.

Página 117

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!