23.12.2020 Views

La bruja negra

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

—¿Ahora también robas varitas? —pregunta Rafe claramente dispuesto a creerme

capaz de cualquier cosa.

—La mañana que nos marchamos de Halfix, Sage me dio una varita. Creo que se

la robó a Tobias, y… no quería que se metiera en más líos de los que ya tenía, así que

la cosí debajo del forro de mi arcón de viaje. La saqué cuando llegué, y ha estado

escondida en mi almohada desde entonces.

—¿Tienes una varita en la almohada? —pregunta Trystan incrédulo.

Le miro avergonzada.

—Sí.

—¿Qué le había pasado a esa chica? —pregunta Yvan, y noto cómo me sonrojo

mientras me esfuerzo en encontrar las palabras adecuadas para contestar a su

pregunta.

—Ella… se enamoró de un celta. —Dejo de mirarle y tropiezo con los ojos de

Rafe. Me está observando con atención y una ceja arqueada—. Se había

comprometido con el hijo de uno de los miembros del Consejo de Magos —continúo

mientras consigo volver a mirar los penetrantes ojos de Yvan—. Y se fugó con el

celta. Tuvo un hijo con él. Un ícaro.

Yvan alza las cejas.

—Ese ícaro —dice inclinándose hacia delante y mirándome con atención—. ¿Es

el que están buscando los gardnerianos?

—¿Has oído hablar de él? —pregunto sorprendida.

—He oído que los gardnerianos saben que hay un ícaro varón escondido en

alguna parte y que muchos creen que es el que cita la Profecía.

—Los ícaros que intentaron matarme en Valgard pensaban que yo era la próxima

Bruja Negra —digo—. Y que me habían enviado a matar al bebé de Sage.

—Pero resulta que aquí mi hermana es incapaz de encender la llama de una vela

con sus poderes —le dice Trystan a Yvan—. Así que por mucho que le guste

perseguir bebés para descuartizarlos tendrá que olvidarse de este.

—Ya sabe lo patética que soy —le digo a Trystan poniéndome un poco a la

defensiva.

—Yo no pienso que seas patética —contesta Yvan con la voz grave.

Parpadeo momentáneamente desorientada al escuchar cómo me defiende.

Por el rabillo del ojo veo que Rafe y Trystan intercambian una mirada curiosa.

Me hace sentir incómodamente cohibida y dejo de mirar a Yvan.

—Trystan —dice Rafe con tono agradable y, por suerte, cambiando de tema—, tú

encárgate de conseguir esas puntas de flecha, y Elloren, tú puedes traer esa varita que

tienes.

Trystan niega con la cabeza.

—Por muy poderosa que sea la varita de Ren, necesitamos hechizos de

muchísimo nivel para romper el acero élfico. Y yo no tengo acceso a esos hechizos.

—Aislinn puede conseguirlos —confieso.

Página 397

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!