23.12.2020 Views

La bruja negra

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Es un celta estúpido e idiota.

Pero ¿y si tiene razón? ¿Podría ser verdad? Tengo la cabeza hecha un lío y me

esfuerzo por reprimir las lágrimas.

No, no pienso permitir que me haga llorar.

Cojo el cuchillo desesperada por ignorarlo, a él y a sus inquietantes palabras, y

vuelvo a concentrarme en rebanar la dura piel de los nabos.

—Sacerdote Simitri.

Al día siguiente me acerco algo vacilante a mi profesor. Ha terminado la clase y

los estudiantes gardnerianos están empezando a salir del aula.

—Maga Gardner. —Me saluda con amabilidad, le huele la toga a incienso y lleva

un brazalete de apoyo a Vogel en el brazo—. Tengo algo para usted.

Mete la mano por detrás del escritorio, saca un precioso guayaco plantado en una

maceta negra y me lo entrega.

—Gracias —digo conmovida por el gesto.

—Te ayudará a limpiar tu habitación del hedor a demonio —me dice con aire

paternal. Se inclina hacia mí como si estuviéramos compartiendo algún secreto

desafortunado—. Puede que a las ícaras no les guste, pero creo que a ti te resultará

tranquilizador.

Me pongo tensa por dentro. «Tienen nombres —pienso—. Ariel y Wynter». Pero

no digo nada para hacerle partícipe de mi cambio de opinión.

—Gracias —contesto aceptando el arbolito.

Pesa mucho. Pero por mucho que me gusten, no lo quiero. No si puede incomodar

a Wynter, o incluso a Ariel.

—Te ayudaré a trasplantarlo cuando se haga un poco más grande —me dice con

alegría—. Las raíces son delicadas. Necesitan espacio para extenderse.

—Gracias —repito.

Quizá advierta mi incomodidad, porque esboza una sonrisa alentadora.

—¿Qué puedo hacer por ti, Maga Gardner, en este magnífico día que nos ha

regalado el Gran Ancestro?

—Pues verá, sacerdote Simitri, me estaba preguntando —le comento con tono

vacilante cambiándome el peso de un pie a otro—, si podría ayudarme a descubrir la

verdad sobre un rumor que me ha llegado.

Se apoya en la mesa, entrelaza los dedos de las manos sobre el regazo y me presta

toda su atención.

—El mundo está lleno de rumores, Maga Gardner. Es muy importante buscar la

verdad en cualquier asunto.

Sonrío un poco más animada.

—¿Es verdad —comienzo a decir con cautela— que las telas con las que se ha

confeccionado mi ropa podrían haberlas tejido trabajadoras uriscas en las islas Fae?

Página 272

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!