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La bruja negra

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—Yo también te quiero —le digo, se me quiebra la voz y se me llenan los ojos de

lágrimas.

Hacía mucho tiempo que quería ver mundo, pero de pronto me estoy dando

cuenta de que tardaré mucho tiempo en volver a ver a mi tío y mi amado hogar. Quizá

no vuelva a verlos hasta la primavera.

—Bueno, bueno, ¿qué pasa? —me pregunta frotándome el hombro para

consolarme.

—Es que todo va demasiado deprisa. —Me sorbo las lágrimas—. Quiero ir,

pero… te echaré de menos. Y a Isabel también.

La gata, que quizá siente mi necesidad de consuelo, se me sube al regazo,

ronronea y se frota contra mí.

«Y no quiero que te sientas solo cuando yo no esté».

—Oh, venga —dice mi tío abrazándome con más fuerza—. No llores. Yo cuidaré

bien de Isabel, y la verás muy pronto. Estarás de vuelta antes de que te des cuenta y

nos explicarás un montón de aventuras.

Me enjugo las lágrimas y me retiro para mirarle. No entiendo las prisas. Siempre

ha sido muy reticente a dejarme ir a cualquier parte, siempre ha querido que me

quede en casa. ¿Por qué ha tomado esta decisión tan precipitada para dejarme

marchar?

Puede que vea las dudas en mis ojos, porque suspira con fuerza.

—Tu tía no puede obligarte a comprometerte mientras Rafe y yo estemos aquí,

pero puede decidir sobre tu escolarización, a menos que yo elija primero. Por eso lo

he hecho. Tengo algunos contactos en la facultad de farmacia, y no me ha costado

encontrarte plaza.

—¿Por qué no quieres que sea aprendiz en el Gran Consejo de Magos con la tía

Vyvian?

—No va contigo —explica negando con la cabeza—. Quiero que hagas algo… —

vacila un momento—… algo más apacible.

Me lanza una mirada cargada de sentimiento, como si estuviera tratando de

expresar alguna esperanza secreta e incluso algún peligro tácito, después alarga la

mano para acariciar a Isabel, que mueve la cabeza y ronronea satisfecha.

Me lo quedo mirando confundida por ese extraño énfasis.

—Si te preguntan —dice concentrándose en la gata—, tú di que ya te hice el

examen de varita y que no tienes poderes.

—Ya lo sé, pero… no me acuerdo.

—Es normal —dice distraídamente sin dejar de acariciar a la gata—. Eras muy

pequeña y, como no tienes poderes, la cosa no fue muy memorable.

Trystan es el único de la familia que tiene poderes, al contrario que la mayoría de

gardnerianos, que no tienen, o si los tienen son muy débiles. Trystan posee muchos

poderes. Y está entrenado en armas mágicas, algo particularmente peligroso. Pero

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