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La bruja negra

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oigo cómo se cierra la puerta de la torre. Se hace el silencio.

—No le aceptarán —anuncia Trystan con relajada y aterradora seguridad. Guarda

silencio un momento, sigue con la cabeza enterrada en las manos y tira del pelo con

fuerza—. Es el nieto de la Bruja Negra —continúa con tono apagado—. Nunca le

aceptarán.

Sin dejar de pensar y sin nada sólido a lo que aferrarme, me siento al lado de

Trystan y le pongo el brazo sobre los hombros para tranquilizarnos a ambos. Se le

entrecorta la respiración y entonces deja de respirar un momento. Su delgado cuerpo

se estremece y baja las manos para taparse los ojos cuando empieza a llorar. Se me

encoge el corazón. La forma que tiene Trystan de llorar, en silencio, siempre me ha

resultado más devastadora que si gritara y aullara.

Le paso el brazo por encima de los hombros y se deja caer sobre mí cerrando los

ojos sobre mi hombro mientras yo le abrazo con fuerza.

—No quiero seguir formando parte de esto. —Su voz es prácticamente un susurro

—. Me han puesto a llenar discos de metal con pólvora. Cualquiera que los pise

explotará en mil pedazos. Estoy llenando flechas con fuego. Y con hielo. ¿Para qué?

¿Para matar a quién? No quiero formar parte de lo que se avecina. —Guarda silencio

un momento y se queda muy quieto—. Y solo es cuestión de tiempo hasta que

averigüen lo que soy.

El pánico asoma la cabeza.

—No tienen por qué descubrirlo.

Mi hermano niega con la cabeza contra mi hombro.

—Claro que lo averiguarán. Cuando no quiera comprometerme…

—Tendrás que hacerlo —le corto con firmeza sin darle opción a discutirlo.

Trystan se queda inmóvil. Guarda silencio un momento mientras respira con la

boca pegada a mi hombro. Levanta la cabeza y me mira con los ojos rojos.

—¿Cómo?

La pregunta se queda flotando en el aire como si fuera un túnel sin escapatoria.

—¡Lo harás y ya está! Lo esconderás. Ocultarás lo que eres.

Se relaja un poco más. Me mira con una incredulidad imperturbable.

—¿Podrías comprometerte con una mujer?

—¿Qué? —le digo sorprendida—. ¡Pues claro que no!

Siento el rubor en mis mejillas y me asalta una oleada de comprensión. Me da

vueltas la cabeza y busco desesperada una solución, pero no hay una forma clara de

escapar de esto.

Recuerdo que después del compromiso se celebra la ceremonia para sellar la

unión. Y se espera que la pareja consume la unión esa misma noche, las líneas que

aparecen en las muñecas de ambos miembros de la pareja son la prueba de la

consumación. El objetivo de nuestras uniones es crear una generación de magos de

pura sangre.

Es imposible que Trystan pueda fingir eso con normalidad.

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