23.12.2020 Views

La bruja negra

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

Me pongo de rodillas y me vuelvo hacia Bleddyn con el corazón desbocado.

—¿Me acabas de dar una patada? —pregunto incrédula.

Bleddyn está apoyada en una pared y me sonríe con malicia.

—¿Por qué lo has hecho? —le pregunto levantándome.

De pronto entra la celta rubia que estaba con Bleddyn en la cocina.

—¡Me ha dado una patada! —exclamo a la rubia señalando a Bleddyn.

—Yo no le he dado ninguna patada —contesta Bleddyn con tono burlón—. Ha

tropezado. Es muy patosa.

—¡Yo no he tropezado! —replico con vehemencia—. ¡Me han dado una patada!

La rubia niega con la cabeza.

—Típico de los gardnerianos. Culpar al servicio.

—Todos son iguales —concede Bleddyn—. Son una panda de cucarachas negras.

Hago una mueca al oír ese insulto racista. Es un apelativo horrible que emplean

para reírse del negro de nuestra ropa sagrada.

—¡Alejaos de mí! —les grito girándome para recuperar mi zapato.

No debería haberles dado la espalda. Otra patada me devuelve de cara al barro.

—¿Por qué me estáis haciendo esto? —aúllo dándome la vuelta hacia ellas con el

corazón desbocado. Un cerdito curioso se acerca a olisquearme la falda.

—¡No puedo creer que haya vuelto a tropezar! —exclama Bleddyn.

—Pues sí que es patosa —admite la celta.

—Me parece que necesita que le asignen otro trabajo.

—Alguno donde no haya que caminar.

Las dos se ríen del comentario.

Estoy alucinada. ¿Por qué están siendo tan crueles? Yo no he hecho nada para

merecerlo.

—Vaya, mira, se ha manchado ese vestido tan bonito —observa Bleddyn.

—¡Dejadme en paz! —insisto levantándome muy tensa—. Si no me dejáis en

paz… tendré que informar de vuestro comportamiento.

—¡Cállate! —me grita la chica celta entrando en el establo con los puños

apretados. Reculo.

—¡Ahora escúchame, gardneriana! —ruge—. ¡No pienses que no sabemos por

qué estás aquí!

—¡Estoy aquí porque necesito dinero para pagar la universidad!

Una rápida bofetada me hace recular conmocionada. Es la primera vez que

alguien me pega en la vida.

—¡He dicho que te calles, cucaracha! —grita.

Bleddyn está a su lado sonriendo.

—¿Crees que somos tontas? —prosigue la chica rubia con un tono ácido mientras

yo me llevo las manos a la mejilla.

—¿De qué hablas? —gritó echándome a llorar—. Estoy aquí para poder pagarme

los estudios. ¡Igual que vosotras!

Página 135

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!