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La bruja negra

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—Con alguien que tenga mucho poder.

Mi tía sonríe con aire conspirador.

—Claro, Marcus. Ahora es mi protegida.

—¿Ha conocido a Lukas Grey?

Mi tía Vyvian se inclina para susurrarle algo al oído a Vogel y le cruje la tela de la

falda. Los demás miembros del círculo empiezan a conversar entre ellos.

Apenas los escucho, estoy distraída por la penetrante mirada de Marcus Vogel.

Al final llama mi atención el sonido de un grupo bullicioso que está entrando.

Fallon Bane aparece en el vestíbulo. Está rodeada de un grupo de atractivos

cadetes ataviados con uniformes grises, además de su propia guardia militar y unos

cuantos oficiales más vestidos con el clásico uniforme negro de los soldados. A su

alrededor orbitan unas cuantas jóvenes encantadoras.

Pero ninguna es más guapa que Fallon.

Si tenía un vestido hecho con la misma tela que el mío, lo descartó enseguida. El

exuberante vestido que luce es un brillante modelo espectacular que desafía a gritos

el código de vestimenta aceptable, pues es de un tono escandalosamente púrpura

tirando a negro más que negro tirando a púrpura. Los dos militares que van a su lado

tienen los mismos rasgos que ella, idénticos ojos espectaculares y la sonrisa

petulante. Deben de ser sus hermanos. Uno de ellos es más alto y lleva el uniforme

negro, mientras que el otro viste el gris de los aprendices. Y ambos lucen cinco

franjas plateadas en el brazo.

Fallon me localiza automáticamente. Levanta la mano como para burlarse de mí y

crea una espiral de humo que proyecta un arcoíris de colores. Los invitados se

deshacen en encantados «oohs» y «aahs» mientras ella se adueña de toda la atención.

Los militares mayores de nuestro círculo la miran con recelo. Los aprendices no

deben emplear sus poderes a menos que tengan permiso, eso podría valerle la

expulsión de nuestra Guardia.

El comandante que está al lado de mi tía hace un gesto en dirección al oficial que

tiene al lado y palmea el aire con sutileza: «Déjalo estar». Me empieza a palpitar la

cabeza. Por lo visto Fallon Bane no es solo poderosa: al parecer las normas no van

con ella.

Fallon agita la varita y el humo de colores se deshace en un millón de chispas

multicolores. Los jóvenes que la rodean ríen y aplauden.

Vuelve a envainar la varita, me mira entornando los ojos, se inclina hacia su

hermano —el alto que va vestido de negro— y le murmura algo mientras los demás

escuchan. Todos se miran con sorpresa y después se vuelven para mirarme con cara

de divertida repugnancia.

Yo arrugo los dedos de los pies y noto cómo se me encoge el corazón mientras me

pregunto qué mentiras estará contando sobre mí.

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