23.12.2020 Views

La bruja negra

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

disonancia de colores primarios, plateados y dorados, y en alguno de los estandartes

se pueden leer palabras extranjeras escritas en alfabetos exóticos de letras curvas.

Me fijo en el del Gremio de Farmacéuticos. Es fácil distinguir los estandartes de

los gremios gardnerianos porque tienen el fondo negro.

Hay un montón de largos pasadizos que conectan el pasillo externo circular a una

tarima central elevada —como si fueran los radios de una rueda enorme—, donde

aguarda un anciano con la barba blanca delante de un pódium. Su toga de color verde

oscuro tiene el dobladillo dorado y su voz fina resuena en las paredes de piedra

mientras se dirige a dos celtas que han llegado tarde para que ocupen unos sitios

libres que hay delante.

Echo se inclina hacia mí sin dejar de mirar al anciano.

—El rector Abenthy.

A ambos lados del rector hay dos hileras de profesores ataviados con togas

verdes. Pero a pesar de los uniformes es muy fácil distinguir la diversidad de razas en

sus rostros.

—Ven —dice Echo empujándome con suavidad y gesticulando hacia delante—,

nos han guardado sitio.

Asiento mirando a mi alrededor a hurtadillas. El crepúsculo tormentoso parece

colarse por las paredes, y los candiles de los pasillos pelean contra las sombras

proyectando sus pequeños haces de luz.

Los estudiantes están separados según su etnia; los gardnerianos vestidos de

negro destacan en contraste con los elfos, cuyas capas de color marfil iluminan su

sección del auditorio.

Empezamos a bajar por un pasillo lateral, tenemos a los estudiantes de Gardneria

a la izquierda, a los celtas a la derecha. Me sigue un murmullo a medida que voy

avanzando, como si se tratara de una nube de polvo, oigo el nombre de mi abuela una

y otra vez, recibo miradas de asombro del lado de los gardnerianos y miradas oscuras

de parte de los celtas. Me pongo tensa, avergonzada de la atención no deseada que

estoy recibiendo.

Mientras sigo a Echo por el mar negro de gardnerianos, me llama la atención un

amplio grupo vestido con uniformes grises.

Cadetes.

Y entre ese grupo hay una única chica uniformada rodeada por un círculo de

soldados vestidos de negro.

Fallon Bane. Y su guardia militar.

Nos miramos a los ojos al pasar y se me encoge el estómago.

Me dedica una sonrisa oscura y con disimulo coge la varita que lleva prendida al

cinturón. Me señala con ella y la agita un poco.

Respiro hondo cuando mi pie impacta dolorosamente contra algo sólido, tropiezo

y caigo sobre el suelo húmedo.

Oigo un coro de exclamaciones sorprendidas.

Página 121

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!