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La bruja negra

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y la noche se está apoderando del cielo. Cuando me alejo del candil que cuelga de la

puerta me doy cuenta de que no se ve ninguna estrella en el cielo, está muy oscuro.

Respiro hondo y el aire frío me ayuda. Ya he cruzado la mitad del campo que hay

detrás de la cocina flanqueado por un bosquecillo. Esta noche las sombras son negras

como la tinta, y voy arrastrando los pies.

—Aléjate de nuestros hombres.

Me detengo con el corazón acelerado y miro hacia las sombras en busca de la

fuente de esas palabras tan agresivas.

Enseguida advierto la silueta de Iris oculta por la noche nublada. Está apoyada en

el tronco de un árbol con los brazos cruzados, y la altísima Bleddyn está a su lado con

aspecto de estar muy enfadada.

Miro hacia un camino por el que pasan algunas personas a escasos metros de allí

y valoro si Iris y Bleddyn podrán salirse con la suya si deciden volver a atacarme.

Iris se acerca a mí y yo doy un paso atrás.

—He visto cómo le miras —suelta con la cabeza pegada a mi cara.

Se me acaloran las mejillas y el cuello.

—No sé de qué estás hablando…

—Las cucarachas lo queréis todo —comenta Bleddyn con desprecio y la voz

ronca. Me mira con los ojos entornados.

—Es mío —insiste Iris. Su furia se quiebra para revelar una evidente

vulnerabilidad, y le tiemblan los labios. Se recompone apretando los labios con rabia

y odio en los ojos—. Vuelve con Lukas Grey. —Me mira con asco—. Ese es tu sitio.

Aléjate de Yvan.

Me pongo tensa de pies a cabeza y aprieto los puños, me olvido del miedo y le

lanzo una mirada fulminante.

Bleddyn suelta una carcajada.

—A él no le gustas —dice burlona mirándome con desprecio—. ¿Cómo ibas a

gustarle? Solo sabes fingir que eres celta un día y gardneriana al siguiente. —Resopla

con desdén—. Ni siquiera sabes quién eres.

Iris mira otra vez a Bleddyn, vuelve a parecer vulnerable, pero las crueles

palabras de su amiga la han animado. Me lanza una última mirada hostil y después se

marcha con Bleddyn. Cuando pasa por mi lado sisea:

—¡Cucaracha asquerosa!

Cuando vuelvo a la Torre Norte, Rafe y Trystan me están esperando en el descansillo.

Aguardan bajo la luz del candil enmarcados por el marco negro de la ventana que

tienen a la espalda.

Trago saliva y reprimo las náuseas que siento al ver sus expresiones sombrías

olvidándome automáticamente de Iris y Bleddyn.

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