02.04.2013 Views

ESTUDIO INTRODUCTORIO

ESTUDIO INTRODUCTORIO

ESTUDIO INTRODUCTORIO

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

204<br />

Emilio María Terán<br />

Debo presumir que una de las condiciones sería que la renta que resultaría a favor del<br />

Estado por las varias empresas que se meditan, fuesen adjudicada al pago de los intereses<br />

de la deuda.<br />

Tengo el honor de suscribirme de Vuestra Excelenciasu obsecuente servidor.<br />

Elías Mocatta<br />

Me tomo la libertad de acompañar una copia de mi nombramiento por el presidente<br />

de la asociación, y el original será presentado, en debido tiempo, cuando Su Excelencia<br />

pueda dirigir su atención a este asunto. Acompaño tal copia únicamente como forma y<br />

de una manera ex oficial.<br />

¿No era de seguirle a Mocatta, hasta sin fiambre, por encontrar el plusultra de nuestro<br />

porvenir? Mocatta, por la nota que antecede, quería ser el padre y madre del Ecuador: nos<br />

daba rentas ignotas, empleando para ello sus propios capitales; nos daba crédito seguro<br />

pagándose él mismo nuestras deudas inextinguibles, sin sacrificio alguno de parte del<br />

Ecuador; ¿qué más nos daba? …. ¿Qué más podía darnos el segundo padre y fundador de la<br />

patria?....<br />

El muy liberal don Pedro Moncayo, en una de las varias publicaciones hechas por él en<br />

Europa, con cierto motivo de necesidad personal, escribió en El Eco Hispano-americano,<br />

que “el Gobierno del general Urvina, se prestó a las exigencias del señor Mocatta,<br />

previniéndole que no entraría en ningún arreglo que no tuviese por base la posibilidad<br />

del pago” y que “ la enunciación sola de esta base, dio a conocer al representante de los<br />

acreedores británicos que tenía que hacer grandes concesiones para llegar a realizar su<br />

misión; y que en efecto las hizo”. Ninguna de las afirmaciones de Moncayo son ciertas,<br />

bajo ningún concepto: pues el señor Marcos, Secretario de Estado, se limitó a contestar<br />

la nota inserta, expresando el 21 de junio de 1852 que, “consultando el ánimo del Jefe<br />

de la República, tiene el honor de contestar al señor de Mocatta que el señor general<br />

de brigada Juan Illingrot, es la persona escogida con el susodicho fin”, esto es, el de<br />

conferenciar con el comisionado de nuestros acreedores, 90 No hubo tal insinuación ni<br />

reparo alguno para aceptar las tales conferencias: ni era posible esa condición ante los<br />

términos de la nota de Mocatta, según los cuales dicho sujeto asomaba aquí como el<br />

ilustre protector de los intereses económicos de la república.<br />

¿Concesiones? ¿Cuáles fueron? Nuestra ruina eterna, nuestra desgracia incesante, como<br />

luego lo veremos, apoyándonos en el mismo juicio de Mocatta, quien, a la postre, nos<br />

compadecía tiernamente, como suele compadecer la agonía del cordero su aleve matador.<br />

Puedo decir, señor general, que nuestros hombres como Moncayo, Urvina, Illingrot,<br />

Marcos y otros, enloquecieron fascinados misteriosamente, y que Mocatta fue el único<br />

mayordomo de la loquera.<br />

90 Puede verse el expediente No 12, del legado correspondiente a la Convención de 1852, Archivo del<br />

Congreso.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!