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ESTUDIO INTRODUCTORIO

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96<br />

Eloy Alfaro<br />

con el señor Chambers y con los condes de Sedieres y de Swieykwcki, sobre las bases del<br />

contrato tan anhelosamente perseguido por este grupo de espectadores.<br />

Y nótese a este respecto, para hacer aún más remarcable, si cabe, la conducta tan<br />

poco escrupulosa del señor Presidente del Senado, al prestar su apoyo y el prestigio de<br />

su elevada autoridad a las proditorias miras del sindicato y del Gobierno, que éste, o sea<br />

el doctor don Antonio, había venido exigiendo (ya veremos con qué miras) desde que<br />

se empeñó en el llamamiento del apoderado de los bondholders, que en las propuestas<br />

de éstos se prescindiera completamente del Ejecutivo, pues no quería exponerse a que<br />

la maledicencia –que ya lo sindicaba de interesado en las combinaciones del conde d’<br />

Oksza (tras del cual se ocultaban los señores Stagg y compañía, sobrinos del Jefe de<br />

Estado y verdaderos interesados en el negocio)– continuará propalando la calumniosa<br />

especie de que él, el doctor Flores, era uno de los bondholders; esto es, uno de los que<br />

había comprado bonos ecuatorianos a la baja, en unión del otro comisionado fiscal don<br />

Aníbal González, cuando en 1875 fueran ambos encargados por el presidente García<br />

Moreno para contratar un empréstito y verificar la conversión.<br />

Fácil es comprender ahora de qué modo tan casual, y sobre todo tan feliz, pudieron<br />

realizar su entrevista y comunicarse a la vez sus planes y sus ideas, con el señor Chambers<br />

y los señores del sindicato, los dos comisionados del Senado, como apoderados de la<br />

república, Excmo. señor doctor don Antonio Flores Jijón y honorable señor doctor<br />

don Lorenzo Rufo Peña; ahincadas como estaban todas estas voluntades en una sola y<br />

única aspiración; la conversión de la deuda externa conforme al plan y propuestas del<br />

sindicato francés.<br />

El resultado, como previsto, no podía ser dudoso.<br />

El mismo señor doctor Flores se encarga de dárnoslo a conocer como producto<br />

de su profunda e indisputable sabiduría, en la novísima ciencia de las finanzas, en la<br />

página 5 de su pomposo mensaje al Congreso próximo pasado, en los siguientes gráficos<br />

conceptos:<br />

La Comisión Legislativa hizo entonces nueva propuesta sobre las bases principales<br />

del arreglo actual: £ 750.000, 4,5% de interés con 0,5% de fondo de amortización, uno<br />

y otro debiendo aumentarse 0,5% cada diez años; pero con la diferencia de que las<br />

amortizaciones debían hacerse al 75% o al precio del mercado.<br />

Estas condiciones de que se tuvo conocimiento en Londres, el 2 de julio de 1820,<br />

“fueron rechazadas” nuevamente por el comité que insistió en su anterior e inadmisible<br />

propuesta. El Senado que, por su parte, discutía una ley también inaceptable de<br />

conversión, y cuyos defectos señalé en mi mensaje del 11 de agosto de 1890,nombró<br />

antes–y sin duda por no tener él mismo confianza en el citado proyecto– una nueva<br />

comisión de seis miembros; pero ésta no pudo reducir al agente de los tenedores de<br />

bonos a tomar en consideración la propuesta rechazada por el comité; y entre tanto<br />

concluyeron las sesiones ordinarias del Congreso. Convoqué a otro extraordinario por<br />

solicitud del señor Presidente del Senado y varios senadores, y después de explayar en el

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