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ESTUDIO INTRODUCTORIO

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<strong>ESTUDIO</strong> <strong>INTRODUCTORIO</strong> / LA DEUDA EXTERNA ECUATORIANA EN EL SIGLO XIX<br />

el poder y manejaban a su antojo los asuntos del Estado. Por ello, la oposición a Flores,<br />

que se autodenominaba “liberal católico”, surgió tanto desde la derecha conservadora<br />

como desde el liberalismo radical, bautizando al grupo en el poder como “La Argolla” y<br />

denunciando sus corruptelas.<br />

La oposición mostró su fuerza al organizar en Guayaquil una protesta masiva<br />

contra la renegociación de la deuda externa impulsada por Flores Jijón. Se constituyó<br />

un Comité dirigido por Rafael Pólit, José Gómez Carbo y Francisco Coronel, el que<br />

recogió 6 mil firmas para pedir al Congreso que “no se preste aprobación a las propuestas<br />

financieras presentadas por los representantes del Sindicato de París y del Comité de Tenedores<br />

de Bonos ingleses”. Conmovido por la magnitud de esas manifestaciones, el Congreso<br />

se vio forzado a considerar las razones de la protesta popular y en consecuencia acordó<br />

desaprobar los “contratos propuestos por el Sindicato Francés”.<br />

A continuación, después de grandes debates en el Congreso, el poder legislativo<br />

aprobó finalmente el reconocimiento de una “Nueva Deuda Externa Consolidada del<br />

Ecuador”, cuyo monto se elevó a 2’246.560 libras esterlinas. Como ha puntualizado Luis<br />

Vitale, eso significaba que “después de haber pagado durante 60 años el préstamo inicial de<br />

1’424.579 libras esterlinas, con sus respectivos intereses, el Ecuador seguía debiendo más de<br />

dos millones de libras esterlinas”. 14<br />

En medio de duras acusaciones de la oposición política, tanto liberal como<br />

conservadora, Flores terminó su mandato, quedando a su haber la celebración del<br />

“Convenio Flores–Chambers”, que sin duda fijaba mejores condiciones para el país que<br />

el Espinel–Mocatta, pero que, de todos modos, estaba lleno de condiciones ominosas<br />

para el país deudor, pues reconocía a los bonos de la deuda externa su valor nominal,<br />

cuando su valor real en el mercado financiero era inferior al veinte por ciento.<br />

Siguiendo la línea fijada por Antonio Flores Jijón, de “velar por la conservación<br />

del crédito público” a cualquier costo, el gobierno que lo sucedió, que era de la misma<br />

línea política y estaba presidido por Luis Cordero, puso todo su empeño en pagar<br />

puntualmente la deuda externa, aunque las difíciles condiciones económicas del país<br />

impidieron mantener esa puntualidad en los pagos y, finalmente, el país se abocó a un<br />

nuevo problema financiero internacional: la caída del valor de la plata en el mercado<br />

internacional.<br />

El Ecuador, al igual que otros países donde la moneda se regía por el “patrón plata”,<br />

se vio afectado por ese problema, que implicó una devaluación monetaria del cien por<br />

ciento. Ante esa situación, el Congreso Nacional decretó la suspensión temporal del<br />

pago de la deuda externa. Como recuerdo final de este gobierno, se debe mencionar el<br />

arreglo secreto que el poder ejecutivo firmó con los acreedores extranjeros el 5 de mayo<br />

de 1895 y que se mantuvo oculto a la opinión pública.<br />

14 Luis Vitale, op. cit., p.68.<br />

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