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ESTUDIO INTRODUCTORIO

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<strong>ESTUDIO</strong> <strong>INTRODUCTORIO</strong> / LA DEUDA EXTERNA ECUATORIANA EN EL SIGLO XIX<br />

Esto lo llevó en 1883, mientras ejercía la Jefatura Suprema que le habían conferido<br />

los pueblos de Manabí y Esmeraldas, a tratar el tema de la deuda en el Mensaje que<br />

dirigió a la Asamblea Constituyente de ese año, destacando ante los legisladores que,<br />

por el bajo precio que en aquel momento tenían los bonos de la deuda, ésta podía ser<br />

arreglada quizá por un millón de pesos, por lo que les encarecía tomar medidas que<br />

pusieran al país “a cubierto del espíritu de venal especulación”. 16<br />

Igualmente esto lo motivó a denunciar en 1884, mediante un opúsculo, la existencia<br />

de un “círculo desnaturalizado” de ecuatorianos que actuaba con el propósito de<br />

“enriquecerse arruinando la país, con el pretexto de arreglar la deuda inglesa, arreglo que si se<br />

hace a la vista de todos y con desprendimiento palpable será un servicio público”. 17<br />

Más tarde, esos estudios y esfuerzos intelectuales de Alfaro le permitieron escribir,<br />

finalmente, su memorable opúsculo “Deuda Gordiana”, iniciado en Panamá y terminado<br />

en Alajuela, Costa Rica, en febrero de 1892, que fuera publicado en Managua ese mismo<br />

año y que tuvo una segunda edición corregida y aumentada por el autor, hecha en Quito,<br />

en 1896, bajo el sello de la Escuela de Artes y Oficios. Y aquí resulta indispensable<br />

precisar que una de las principales motivaciones de Alfaro al publicar este trabajo fue<br />

la publicación previa del libro “La conversión de la deuda anglo ecuatoriana”, hecha por<br />

Antonio Flores Jijón en 1890, con ánimo de defender sus actuaciones en el manejo de<br />

los asuntos de la deuda externa, en su calidad de Ministro Plenipotenciario del gobierno<br />

de Plácido Caamaño.<br />

Volviendo a Eloy Alfaro, resulta ciertamente sorprendente su gran actividad<br />

intelectual, desarrollada en medio de las agitaciones de la lucha político–revolucionaria.<br />

Pero ella misma revela su pasión por la historia y su vocación por la verdad, que él<br />

concebía como dos elementos útiles para la regeneración de la moral pública y la<br />

formación cívica de los ciudadanos. No en vano había escrito en su cuaderno de notas,<br />

entre los pensamientos que guiaban su acción política y humana, las siguientes palabras:<br />

“Donde imperan la desmoralización y el robo, es imposible la República.”<br />

Centrándonos en el tema de la historia, encuentro que es llegada la hora de<br />

proclamar oficialmente a Eloy Alfaro como un historiador y de los mejores de su tiempo.<br />

Comienzo por precisar que esta idea no es original mía, sino que ronda hace tiempo en<br />

los círculos intelectuales del Ecuador y América Latina, siendo el primero en formularla<br />

explícitamente el ilustre y ponderado intelectual ecuatoriano Carlos Paladines Escudero,<br />

en su libro “Sentido y Trayectoria del Pensamiento Ecuatoriano”, donde escribió:<br />

“La verdad de la historia desde el punto de vista liberal fue en parte defendida por el<br />

mismo caudillo de la revolución y, aunque los “académicos y bibliotecarios” se han<br />

resistido a asignarle a Eloy Alfaro (1842-1912) un puesto entre los historiadores, no hay<br />

duda de que Alfaro escribió proclamas, panfletos, mensajes oficiales, cartas a sus amigos<br />

16 Ibíd, pág. 8.<br />

17 Eloy Alfaro, “Deuda Gordiana”, 2ª ed. Imprenta Nacional, Quito, 1896, págs. 12-13.<br />

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