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el-capital-ii

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por <strong>el</strong> volumen d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> de que <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista individual dispone, por <strong>el</strong> impulso de<br />

valorización de su <strong>capital</strong> y por la necesidad de la continuidad y la extensión de su proceso<br />

de producción. Con <strong>el</strong>lo, crece necesariamente, en cada rama especial de producción, la<br />

masa de productos que aparecen en <strong>el</strong> mercado bajo forma de mercancías, o buscan<br />

comprador. Aumenta la masa de <strong>capital</strong> plasmada durante más o menos tiempo bajo la<br />

forma de <strong>capital</strong>–mercancías. Aumentan, por tanto, las mercancías almacenadas.<br />

Finalmente, la mayor parte de los individuos de la sociedad se ven convertidos en<br />

obreros asalariados, en gentes que viven sin reservas, que perciben su salario semanalmente<br />

y se lo gastan al día, que, por tanto, necesitan encontrar sus medios de vida disponibles en<br />

<strong>el</strong> mercado. Y, por mucho que los distintos <strong>el</strong>ementos integrantes de este fondo de<br />

existencias se movilicen, una parte de <strong>el</strong>los tiene por fuerza que hallarse constantemente<br />

paralizada para que <strong>el</strong> fondo de existencias pueda moverse continuamente.<br />

Todos estos factores surgen de la forma de la producción y de la mutación de forma<br />

implícita en <strong>el</strong>la y que necesariamente tiene que sufrir <strong>el</strong> producto en <strong>el</strong> proceso de<br />

circulación.<br />

Cualquiera que sea la forma social que revistan las existencias de productos, su<br />

conservación supone gastos: edificios, envases, etc., en que los productos se conservan, así<br />

como también medios de producción y trabajo, más o menos en r<strong>el</strong>ación con la naturaleza<br />

d<strong>el</strong> producto y que es necesario invertir para contrarrestar las influencias perturbadoras.<br />

Estos gastos disminuyen r<strong>el</strong>ativamente cuanto más se concentran socialmente las<br />

existencias. Constituyen siempre una parte d<strong>el</strong> trabajo social, sea en forma materializada o<br />

como trabajo vivo –son, por tanto, en su forma <strong>capital</strong>ista, gastos de <strong>capital</strong>–, que no entran<br />

en la composición d<strong>el</strong> producto mismo y representa, por consiguiente, deducciones de éste.<br />

Figuran necesariamente en <strong>el</strong> pasivo de la riqueza social. Son los gastos de conservación<br />

d<strong>el</strong> producto social, lo mismo si su existencia como <strong>el</strong>emento de las existencias de<br />

mercancías responde simplemente a la forma social de la producción, es decir, a la forma<br />

de mercancías y a su necesaria mutación de forma, que si sólo consideramos las existencias<br />

de mercancías como una forma especial de las existencias de productos comunes a todas las<br />

sociedades, aunque no bajo la forma de existencia de mercancías, forma de las existencias<br />

de productos correspondiente al proceso de circulación.<br />

Veamos ahora en qué medida estos gastos entran a formar parte d<strong>el</strong> valor de las<br />

mercancías.<br />

Cuando <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista ha convertido su <strong>capital</strong> desembolsado par adquirir medios de<br />

producción y fuerza de trabajo en productos, <strong>el</strong> una masa de mercancías lista para la venta,<br />

y ésta permanece invendible en <strong>el</strong> almacén, no se paraliza solamente <strong>el</strong> proceso de<br />

valorización de su <strong>capital</strong> durante este período. Los gastos que supone la conservación de<br />

estas existencias de mercancías en edificios, trabajo adicional, etc., representan una pérdida<br />

positiva. El comprador que al cabo adquiriese las mercancías se echaría a reír si aquél le<br />

dijese: mis mercancías han estado en <strong>el</strong> almacén seis meses sin poder venderse y su<br />

conservación durante estos seis meses no sólo me ha tenido paralizado un <strong>capital</strong> X, sino<br />

que además me ha originado X gastos. Tant pis pour vous (7) le diría <strong>el</strong> comprador, pues a<br />

tu lado hay otros vendedores cuyas mercancías han sido lanzadas al mercado solamente<br />

anteayer. Tus mercancías son existencias viejas, que probablemente se hallan más o menos<br />

m<strong>el</strong>ladas por <strong>el</strong> diente d<strong>el</strong> tiempo; por tanto, tendrás que venderlas más baratas que tus<br />

competidores. El hecho de que <strong>el</strong> productor de las mercancías sea un verdadero productor o<br />

sea su productor <strong>capital</strong>ista, es decir, de hecho, un simple representante de su verdadero

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