13.05.2013 Views

el-capital-ii

el-capital-ii

el-capital-ii

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ealiza la función de <strong>capital</strong>–dinero pasa a desempeñar, al efectuarse esta misma<br />

circulación, una función en la que su carácter de <strong>capital</strong> desaparece, quedando en pie su<br />

carácter de dinero. La circulación d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>–dinero D se descompone en D – Mp y D – T,<br />

en compra de medios de producción y compra de fuerza de trabajo. Examinemos<br />

concretamente la última operación. D – T es la compra de la fuerza de trabajo por <strong>el</strong><br />

<strong>capital</strong>ista y la venta de la fuerza de trabajo –aquí, podemos decir la venta d<strong>el</strong> trabajo,<br />

puesto que se presupone la forma d<strong>el</strong> salario– por <strong>el</strong> obrero que la aporta. Lo que es para <strong>el</strong><br />

comprador D – M ( =D – T) es aquí, como en toda compra, para <strong>el</strong> vendedor (para <strong>el</strong><br />

obrero) T – D ( = M – D), la venta de su fuerza de trabajo. Es la primera fase de la<br />

circulación o primera metamorfosis de la mercancía (libro I, cap. III, 2 a) [ pp. 64 ss. ]; es,<br />

por parte d<strong>el</strong> vendedor d<strong>el</strong> trabajo, la conversión de su mercancía en la forma–dinero. El<br />

dinero así obtenido lo va invirtiendo <strong>el</strong> obrero, poco a poco, en una suma de mercancías<br />

destinadas a satisfacer sus necesidades, en artículos de consumo. Por tanto, la circulación<br />

global de su mercancía reviste la fórmula T –D – M; es decir, en primer lugar T – D ( = M –<br />

D) y en segundo lugar D – M; o sea, la forma general de la circulación simple de<br />

mercancías M –D – M, en la que <strong>el</strong> dinero figura como simple medio transitorio de<br />

circulación, como mero intermediario en <strong>el</strong> cambio de una mercancía por otra.<br />

D – T es la fase característica de la conversión d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>–dinero en <strong>capital</strong><br />

productivo, ya que constituye la condición esencial para que <strong>el</strong> <strong>capital</strong> desembolsado en<br />

forma de dinero se convierta realmente en <strong>capital</strong>, en valor creador de plusvalía. D – Mp no<br />

tiene más finalidad que facilitar la realización de la masa de trabajo comprada por medio de<br />

D – T. Por tanto, desde este punto de vista, la fórmula D – T fue expuesta en <strong>el</strong> libro I,<br />

sección II: transformación d<strong>el</strong> dinero en <strong>capital</strong>. [pp. 103–129]. Aquí, debemos examinar <strong>el</strong><br />

problema desde otro punto de vista, refiriéndonos especialmente al <strong>capital</strong>–dinero como<br />

forma de manifestarse <strong>el</strong> <strong>capital</strong>.<br />

La fórmula D – T es considerada, en general, como característica d<strong>el</strong> régimen<br />

<strong>capital</strong>ista de producción. Pero no, ni mucho menos, como se ha pretendido hacer creer, por<br />

<strong>el</strong> hecho de que la compra de la fuerza de trabajo sea un contrato de compra en <strong>el</strong> que se<br />

estipula la entrega de una cantidad de trabajo mayor de la que se necesita para reponer <strong>el</strong><br />

precio de la fuerza de trabajo, <strong>el</strong> salario; es decir, por <strong>el</strong> hecho de que la entrega de trabajo<br />

sobrante constituya la condición fundamental para la <strong>capital</strong>ización d<strong>el</strong> valor desembolsado<br />

o, lo que es lo mismo, para la producción de plusvalía, sino más bien en cuanto a la forma<br />

que existe, toda vez que bajo la forma d<strong>el</strong> salario se compra trabajo con dinero, y esta<br />

operación se reputa característica de la economía pecuniaria.<br />

Una vez más, nos encontramos con que no es lo irracional de la forma lo que debe<br />

considerarse característico. Lejos de <strong>el</strong>lo, este aspecto formal pasa inadvertido. Lo<br />

irracional consiste en que <strong>el</strong> trabajo, <strong>el</strong>emento creador de valor, no puede tener de por sí<br />

valor alguno; en que, por tanto, una determinada cantidad de trabajo no puede tampoco<br />

tener un valor que se exprese en un precio, en su equivalencia a una determinada cantidad<br />

de dinero. Ya sabemos que <strong>el</strong> salario no es más que una forma disfrazada, forma en la que,<br />

por ejemplo, <strong>el</strong> precio de un día de fuerza de trabajo aparece como, <strong>el</strong> precio d<strong>el</strong> trabajo<br />

realizado por <strong>el</strong>la durante un día, con lo cual <strong>el</strong> valor producido por aqu<strong>el</strong>la fuerza de<br />

trabajo en 6 horas de trabajo, supongamos, se expresa como <strong>el</strong> valor de su función o trabajo<br />

de 12 horas.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!