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el-capital-ii

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ampliación y otras veces forma parte d<strong>el</strong> volumen normal de las ramas de producción que<br />

producen <strong>el</strong> <strong>capital</strong> fijo. Así, por ejemplo, una fábrica de maquinaria tendrá en cuenta que<br />

las fábricas aumentarán todos los años su client<strong>el</strong>a y, además, que una parte dé <strong>el</strong>las<br />

necesitará someterse constantemente a una reproducción total o parcial.<br />

Al determinar <strong>el</strong> desgaste y los gastos de reparación a base de un promedio social,<br />

se acusan necesariamente grandes desigualdades, aun tratándose de inversiones de <strong>capital</strong><br />

iguales, realizadas en condiciones idénticas y en la misma rama de producción. En la<br />

práctica, resultará que a un <strong>capital</strong>ista las máquinas etc. le durarán más d<strong>el</strong> período medio<br />

de vida, mientras que a otro le durarán menos. Los gastos de reparación d<strong>el</strong> primero serán,<br />

por tanto, inferiores; los d<strong>el</strong> segundo, superiores al tipo medio, etc. Sin embargo, <strong>el</strong> recargo<br />

de precio de la mercancía para cubrir <strong>el</strong> desgaste, y los gastos de reparación será para todos<br />

<strong>el</strong> mismo y se hallará determinado por aqu<strong>el</strong> tipo medio. Esto quiere decir que unos<br />

obtendrán con este recargo de precio más de lo que realmente desembolsan y otros, en<br />

cambio, menos. Y <strong>el</strong>lo, como todas las demás circunstancias que hacen que, siendo la<br />

misma la explotación de la fuerza de trabajo, no sean iguales las ganancias obtenidas por<br />

los distintos <strong>capital</strong>istas en la misma rama industrial, contribuye a entorpecer la<br />

comprensión de la verdadera naturaleza de la plusvalía.<br />

La línea divisoria entre las verdaderas reparaciones y las reposiciones, entre los<br />

gastos de conservación y los gastos de renovación, es una línea más o menos incierta. De<br />

aquí la eterna discusión sostenida, por ejemplo, en los ferrocarriles sobre sí ciertos gastos<br />

constituyen reparaciones o reposiciones, si deben cargarse a los gastos corrientes o al<br />

<strong>capital</strong> social. El cargar los gastos de reparación a la cuenta d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>, en vez de cargarlos<br />

a la cuenta de los ingresos, es <strong>el</strong> consabido recurso de que se valen las empresas<br />

ferroviarias para hacer subir artificialmente sus dividendos. Sin embargo, la experiencia<br />

brinda también en este punto los puntos de apoyo más importantes. Los trabajos<br />

complementarios realizados durante <strong>el</strong> primer período de vida de los ferrocarriles, por<br />

ejemplo, “no constituyen reparaciones, sino que deben ser considerados como parte<br />

esencial de la construcción d<strong>el</strong> ferrocarril, debiendo por tanto cargarse en la cuenta <strong>capital</strong><br />

y no en la de los ingresos, puesto que no proceden d<strong>el</strong> desgaste o de la acción normal d<strong>el</strong><br />

tráfico ferroviario, sino que se deben a la imperfección originaria inevitable de la<br />

construcción d<strong>el</strong> ferrocarril” (Lardner, Railway Economy, p. 40). “En cambio, no hay más<br />

método exacto que cargar a la cuenta de los ingresos de cada año la depreciación que<br />

necesariamente se produce, para que estos ingresos sean verdaderamente legítimos, siendo<br />

igual para estos efectos que la suma se haya desembolsado realmente o no” (Capitán<br />

Fitzmaurice, “Committee of Inquiry on Caledonian Railway”, impreso en Money Market<br />

Review, 1867).<br />

En la agricultura, por lo menos allí donde no funciona movida por <strong>el</strong> vapor, resulta<br />

prácticamente imposible y carece de objeto <strong>el</strong> separar la reposición y la conservación d<strong>el</strong><br />

<strong>capital</strong> fijo. “Cuando los aperos agrícolas están completos, pero no son exageradamente<br />

abundantes (escasez de aperos agrícolas y de otros instrumentos de trabajo y herramientas<br />

de todas clases), se su<strong>el</strong>e calcular, a base de un tipo medio muy general, <strong>el</strong> desgaste anual y<br />

la conservación de los aperos, no obstante la diversidad de las condiciones dadas, en un 15<br />

a un 35 por 100 d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> de adquisición” (Kirchhof, Hanabuch der landwirtschaftlichen<br />

Betriebs1ehre, Dessau, 1852, p. 137).<br />

En <strong>el</strong> material de explotación de un ferrocarril, es imposible distinguir entre<br />

reparaciones y reposición. “Conservamos cuantitativamente nuestro material de

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