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el-capital-ii

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<strong>el</strong>la se exprese constantemente una parte distinta d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>, recorre así, simultáneamente<br />

con las otras, su propio ciclo. Una parte d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>, que cambia constantemente, que<br />

constantemente se reproduce, existe como <strong>capital</strong>–mercancías que se convierte en dinero;<br />

otra parte, como <strong>capital</strong>–clínero que se convierte en <strong>capital</strong> productivo; otra, como <strong>capital</strong><br />

productivo que se convierte en <strong>capital</strong>–mercancias. La existencia constante de todas estas<br />

tres formas se halla condicionada precisamente por <strong>el</strong> ciclo d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> total pasando por<br />

estas tres fases.<br />

Considerado en su conjunto, <strong>el</strong> <strong>capital</strong> aparece, pues, simultáneamente y coexistiendo<br />

en <strong>el</strong> espacio en sus diferentes fases. Pero cada una de sus partes pasa constantemente y por<br />

turno de una fase a otra, de una a otra forma funcional, funcionando sucesivamente a través<br />

de todas. Estas formas son, pues, formas fluidas, cuya simultaneidad se halla determinada<br />

por su sucesión. Cada una de estas formas sigue a la otra y la precede, por donde <strong>el</strong> retorno<br />

de una parte d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> una forma se halla condicionado por <strong>el</strong> retorno a otra forma de otra<br />

parte d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>. Cada parte describe continuamente su propio proceso, pero es siempre<br />

otra parte d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> la que se halla bajo esta forma, y estos procesos especiales no son más<br />

que momentos simultáneos y sucesivos d<strong>el</strong> proceso total.<br />

Es la unidad de los tres ciclos y no la interrupción de que hablábamos más arriba, la que<br />

realiza la continuidad d<strong>el</strong> proceso total. El <strong>capital</strong> global de la sociedad posee siempre esta<br />

continuidad, y su proceso representa siempre la unidad de los tres ciclos.<br />

En cuanto a los <strong>capital</strong>es individuales, la continuidad de la reproducción se ve, a<br />

trechos, más o menos interrumpida. En primer lugar, las masas de valor aparecen<br />

frecuentemente distribuidas, en diversas épocas, en porciones desiguales entre las distintas<br />

fases y formas funcionales d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>. En segundo lugar, estas porciones pueden<br />

distribuirse de distinto modo según <strong>el</strong> carácter de la mercancía que se trate de producir y,<br />

por tanto, según la rama concreta de producción en que se invierta <strong>el</strong> <strong>capital</strong>. En tercer<br />

lugar, en aqu<strong>el</strong>las ramas de producción que dependen de la estación d<strong>el</strong> año, la continuidad<br />

puede verse más o menos interrumpida por las condiciones naturales (agricultura, pesca d<strong>el</strong><br />

arenque, etc.) o por razones de carácter convencional, como ocurre, por ejemplo, en los<br />

llamados trabajos estacionales. Donde con mayor regularidad y uniformidad se desarrolla <strong>el</strong><br />

proceso es en las fábricas y en las minas. Sin embargo, esta diversidad de las ramas de<br />

producción no se traduce en ninguna diferencia en lo tocante a las formas generales d<strong>el</strong><br />

proceso cíclico.<br />

El <strong>capital</strong>, como valor que se valoriza, no encierra solamente r<strong>el</strong>aciones de clase, un<br />

determinado carácter social, basado en la existencia d<strong>el</strong> trabajo como trabajo asalariado. Es<br />

un movimiento, un proceso cíclico a través de diferentes fases, que, a su vez, se halla<br />

formado por tres diferentes etapas. Sólo se le puede concebir, pues, como movimiento, y no<br />

en estado yacente. Quienes consideran una pura abstracción le sustantivación d<strong>el</strong> valor<br />

olvidan que <strong>el</strong> movimiento d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> industrial es precisamente esta abstracción hecha<br />

realidad. El valor recorre aquí diferentes formas, diversos movimientos, en los que se<br />

conserva y al mismo tiempo se valoriza, se incrementa. Como por ahora sólo nos interesa la<br />

forma d<strong>el</strong> movimiento, no tenemos en cuenta las revoluciones que puede sufrir en su<br />

proceso cíclico <strong>el</strong> valor–<strong>capital</strong>; pero es evidente que, pese a todas las revoluciones d<strong>el</strong><br />

valor, la producción <strong>capital</strong>ista sólo existe y puede s existiendo mientras <strong>el</strong> valor–<strong>capital</strong> se<br />

valoriza, es decir, mientras describe su proceso cíclico como valor sustantivado, mientras,<br />

por tanto, las revoluciones d<strong>el</strong> valor son dominadas y niv<strong>el</strong>adas de algún modo. Los<br />

movimientos d<strong>el</strong> <strong>capital</strong> aparecen como actos d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista industrial individual, en <strong>el</strong>

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