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el-capital-ii

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Capitulo XIII<br />

EL TIEMPO DE PRODUCCION<br />

El tiempo de trabajo es siempre tiempo de producción, es decir, tiempo durante <strong>el</strong> cual <strong>el</strong><br />

<strong>capital</strong> se halla inmovilizado en la órbita de la producción. Pero esta afirmación no podría<br />

formularse a la inversa, pues no todo <strong>el</strong> tiempo durante <strong>el</strong> cual <strong>el</strong> <strong>capital</strong> permanece en la<br />

órbita de la producción es necesariamente, por ese solo hecho, tiempo de trabajo.<br />

Aquí, no nos referimos a las interrupciones d<strong>el</strong> proceso de trabajo impuestas por los<br />

límites naturales de la fuerza de trabajo misma, aunque ya hemos visto hasta qué punto <strong>el</strong><br />

mero hecho de que <strong>el</strong> <strong>capital</strong> fijo, los edificios fabriles, la maquinaria, etc., permanezca<br />

inmóvil durante las pausas d<strong>el</strong> proceso de trabajo constituye uno de los motivos que<br />

explican la prolongación antinatural d<strong>el</strong> proceso de trabajo y contribuyen al establecimiento<br />

de los dos turnos de trabajo de día y de noche. Aquí nos referimos a una interrupción<br />

independiente de la duración d<strong>el</strong> proceso de trabajo impuesta por la naturaleza misma d<strong>el</strong><br />

producto y su <strong>el</strong>aboración y durante la cual <strong>el</strong> objeto de trabajo se ve sometido a procesos<br />

naturales más o menos largos, tiene que sufrir cambios físicos, químicos o fisiológicos que<br />

obligan a suspender total o parcialmente <strong>el</strong> proceso de trabajo.<br />

Así, por ejemplo, <strong>el</strong> vino, al salir d<strong>el</strong> lagar, tiene que pasar por un período de<br />

fermentación y luego reposar durante algún tiempo, para lograr un cierto grado de<br />

perfección. En muchas ramas industriales como en la cerámica, <strong>el</strong> producto necesita<br />

someterse a un proceso de secado, o someterse a la acción de ciertos factores que modifican<br />

su composición química, como ocurre en <strong>el</strong> ramo de la tintorería. El trigo de invierno<br />

necesita unos nueve meses para madurar. El proceso de trabajo que media entre la siembra<br />

y la recolección es un proceso casi ininterrumpido. En cambio, en la arboricultura, una vez<br />

que se terminan la siembra y los trabajos pr<strong>el</strong>iminares necesarios, tienen que pasar a veces<br />

cien años antes de que la simiente se convierta en producto terminado, y durante todo este<br />

tiempo son r<strong>el</strong>ativamente poco importantes las aportaciones de trabajo que exige.<br />

En todos estos casos, hay una gran parte d<strong>el</strong> período de producción durante <strong>el</strong> cual sólo<br />

se añade al proceso trabajo adicional de vez en cuando. La situación descrita en <strong>el</strong> capítulo<br />

anterior, en que se necesita añadir <strong>capital</strong> y trabajo adicionales al <strong>capital</strong> ya incorporado al<br />

proceso de producción, sólo se da aquí con interrupciones más o menos largas.<br />

Por consiguiente, en todos estos casos, <strong>el</strong> tiempo de producción d<strong>el</strong> <strong>capital</strong><br />

desembolsado se compone de dos períodos: uno, durante <strong>el</strong> cual <strong>el</strong> <strong>capital</strong> permanece en <strong>el</strong><br />

proceso de trabajo, y otro, en que su modalidad de existencia –<strong>el</strong> producto aún no acabado–<br />

se confía a la acción de procesos naturales fuera de la órbita d<strong>el</strong> proceso de trabajo. El<br />

hecho de que, a veces, estos dos períodos de tiempo se entrecrucen y desplacen <strong>el</strong> uno al<br />

otro no modifica para nada los términos d<strong>el</strong> problema. Aquí, <strong>el</strong> período de trabajo y <strong>el</strong><br />

período de producción no coinciden. El período de producción dura más que <strong>el</strong> período de<br />

trabajo. Pero <strong>el</strong> producto no queda terminado, no madura, no puede, por tanto, abandonar la<br />

forma de <strong>capital</strong> productivo para convertirse en la de <strong>capital</strong>–mercancias, hasta que no sale<br />

d<strong>el</strong> período de producción. Su período de rotación se prolonga también, por tanto, según la<br />

duración d<strong>el</strong> período de producción no consistente en tiempo de trabajo. Cuando <strong>el</strong> tiempo<br />

de producción que excede d<strong>el</strong> tiempo de trabajo no responde a una ley natural<br />

inconmovible, como ocurre con la maduración d<strong>el</strong> trigo, <strong>el</strong> crecimiento d<strong>el</strong> roble, etc., <strong>el</strong><br />

período de rotación puede acortarse en mayor o menor medida abreviando artificialmente <strong>el</strong>

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