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el-capital-ii

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como paso inicial para reducir <strong>el</strong> plazo a cuatro meses a la vista. La travesía hasta Londres,<br />

en un barco de v<strong>el</strong>a, por <strong>el</strong> cabo de Buena Esperanza dura, por término medio, unos<br />

noventa días. Una letra con vencimiento de cuatro meses a la vista equivaldría a un<br />

vencimiento de unos ciento cincuenta días. Las letras actuales de seis meses a la vista<br />

equivalen a un vencimiento de unos doscientos diez días.” (London Economist, 16 de junio<br />

de 1866.) En cambio, “<strong>el</strong> término brasileño de vencimiento sigue siendo de dos y tres<br />

meses a la vista; las letras de Amberes (sobre Londres) se giran a tres meses desde la<br />

fecha, y hasta ciudades como Manchester y Bradford giran sobre Londres a tres meses y a<br />

plazos aún más largos. Esto da al comerciante, por convenio tácito, ocasión de realizar sus<br />

mercancías a tiempo para hacer frente a las letras giradas contra él en <strong>el</strong> momento de su<br />

vencimiento. No es excesivo, por tanto, <strong>el</strong> término de vencimiento de las letras sobre India.<br />

Los productos ingleses, vendidos en Londres por lo general a tres meses de plazo, no<br />

pueden, sí se calcula algún tiempo para la venta, realizarse en menos de cinco meses, y<br />

entre la compra realizada en la India y la entrega de los géneros en los almacenes ingleses<br />

transcurrirá por regla general otro tanto. Tenemos aquí, pues, un período de diez meses,<br />

mientras que las letras giradas contra las mercancías no exceden de siete” (lugar cit., 30 de<br />

junio de 1866). “El 2 de julio de 1866, cinco grandes bancos de Londres que trabajan<br />

principalmente con la India y China, y con <strong>el</strong>los <strong>el</strong> Comptoir d'Escompte de París,<br />

notificaron que, a partir d<strong>el</strong> 11 de enero de 1867, sus filiales y agencias en Oriente sólo<br />

negociarían las letras cuyo vencimiento no excediese de cuatro meses” (lugar cit., 7 de<br />

julio de 1866). Sin embargo, esta reducción fracasó y hubo de ser abandonada.<br />

(Posteriormente, la apertura d<strong>el</strong> Canal de Suez ha venido a revolucionar todo esto. F. E.)<br />

A medida que se prolonga <strong>el</strong> tiempo de circulación de las mercancías, aumenta, como<br />

es lógico, <strong>el</strong> riesgo de que cambien los precios en <strong>el</strong> mercado de ventas, pues aumenta <strong>el</strong><br />

período dentro d<strong>el</strong> cual puede efectuarse ese cambio de precios.<br />

Los diversos plazos de pago en las compras y en las ventas dan lugar a una diferencia<br />

en cuanto al tiempo de circulación, que puede ser una diferencia individual entre los<br />

distintos <strong>capital</strong>es individuales que operan en la misma rama industrial o una diferencia<br />

entre las diversas ramas industriales, según los distintos plazos de vencimiento usuales en<br />

<strong>el</strong>las, cuando los pagos no se efectúan al contado. Pero no hemos de detenernos más tiempo<br />

en este punto, tan importante para <strong>el</strong> sistema de crédito.<br />

El volumen de los contratos de suministro, que aumenta a medida que crecen <strong>el</strong><br />

volumen y la escala de la producción <strong>capital</strong>ista, determina también diferencias en cuanto<br />

al tiempo de rotación. El contrato de suministro, como transacción entre <strong>el</strong> comprador y <strong>el</strong><br />

vendedor, es una operación perteneciente al mercado, a la órbita de la circulación. Por<br />

tanto, las diferencias en cuanto al tiempo de rotación derivadas de aquí brotan de la órbita<br />

de la circulación, pero repercuten directamente sobre la esfera de la producción<br />

independientemente de todos los plazos de pago y de crédito y, por consiguiente, aun en los<br />

casos de pago al contado. El carbón, <strong>el</strong> algodón, los hilados, etc., son, por ejemplo,<br />

productos discretos. Diariamente se entrega una cantidad de producto terminado. Por tanto,<br />

si <strong>el</strong> fabricante de hilados o <strong>el</strong> propietario de la mina se compromete a suministrar masas de<br />

productos que exigen, supongamos, un período de cuatro o seis semanas de jornadas de<br />

trabajo consecutivas, esto, para los efectos al plazo con vista al cual ha de desembolsarse <strong>el</strong><br />

<strong>capital</strong>, es exactamente lo mismo que si se estableciese un período continuo de trabajo de<br />

cuatro a seis semanas. En este caso, se parte, naturalmente, d<strong>el</strong> supuesto de que la masa de<br />

productos encargada ha de entregarse de una vez, o por lo menos pagarse solamente

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