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el-capital-ii

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Este empleo de una cantidad mayor de <strong>capital</strong> constante no es otra cosa que lo que en la<br />

terminología d<strong>el</strong> valor de cambio se llama un desarrollo mayor de las fuerzas productivas,<br />

pues la parte principal de los “medios de producción” que van en rápido aumento se halla<br />

formada por materias primas, maquinaria, herramientas, edificios y demás instalaciones<br />

para la gran industria y en especial para la producción mecánica. Es, por tanto, muy natural<br />

que la producción <strong>capital</strong>ista, que desarrolla las fuerzas productivas de la sociedad y que ha<br />

creado la gran industria y la industria mecánica, se caracterice también por <strong>el</strong> aumento<br />

especial de aqu<strong>el</strong>la parte de la riqueza social consistente en medios de producción. “Lo que<br />

en este punto [es decir, en lo que se refiere a la creación de medios de producción]<br />

distingue a la sociedad <strong>capital</strong>ista de los salvajes no es, como cree Senior, <strong>el</strong> hecho de que<br />

<strong>el</strong> salvaje tenga como privilegio y característica <strong>el</strong> invertir su trabajo en un determinado<br />

tiempo, que no le procura frutos susceptibles de ser reducidos (traducidos) a renta, es decir,<br />

a medios de consumo, sino que la diferencia estriba en lo siguiente:<br />

a) La sociedad <strong>capital</strong>ista emplea una cantidad mayor de su tiempo anual disponible<br />

en la producción de medios de producción (o sea de <strong>capital</strong> constante) no susceptible de ser<br />

reducido a renta [revenu] ni bajo la forma de salario ni bajo la forma de plusvalía, sino que<br />

sólo puede funcionar como <strong>capital</strong>.<br />

b) Cuando <strong>el</strong> salvaje fabrica arcos, flechas, martillos de piedra, hachas, cestas, etc., sabe<br />

perfectamente que <strong>el</strong> tiempo empleado en estas faenas no se emplea en la <strong>el</strong>aboración de<br />

medios de consumo, que con <strong>el</strong>lo cubre, por tanto, sus necesidades de medios de<br />

producción, y nada más (El Capital, t. II, p. 415).<br />

La sociedad <strong>capital</strong>ista ya no tiene “plena conciencia”, como <strong>el</strong> salvaje, de la posición<br />

que ocupa dentro de la producción, pues se lo oculta <strong>el</strong> fetichismo inherente a <strong>el</strong>la, que<br />

envu<strong>el</strong>ve las r<strong>el</strong>aciones sociales entre los hombres bajo <strong>el</strong> ropaje de r<strong>el</strong>aciones entre<br />

productos; se lo oculta la transformación de cada producto en una mercancía producida<br />

para un consumidor desconocido y destinada a realizarse en un mercado desconocido. Y<br />

como al productor individual le tiene sin cuidado la clase de artículos que produce –pues<br />

todo producto le suministra una “renta” –surge así un punto de vista individual y<br />

superficial, que los teóricos proyectan luego sobre la sociedad en su conjunto y que les<br />

impide penetrar en <strong>el</strong> proceso de reproducción d<strong>el</strong> producto total de la sociedad dentro de la<br />

economía <strong>capital</strong>ista.<br />

El que <strong>el</strong> desarrollo de la producción (incluyendo, por tanto, <strong>el</strong> mercado interior) se<br />

efectúe, fundamentalmente, a base de los medios de producción, parece algo paradójico y<br />

envu<strong>el</strong>ve indudablemente una contradicción. Se trata, realmente, de una “producción por la<br />

producción misma”, de un aumento de la producción que no va acompañado d<strong>el</strong><br />

correspondiente aumento de consumo. Pero esta contradicción no es inherente a la doctrina,<br />

sino a la vida real: es una contradicción que responde enteramente a la propia naturaleza<br />

d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>ismo y a las demás contradicciones características de este sistema de economía<br />

social. Este aumento de la producción desligado de un aumento paral<strong>el</strong>o d<strong>el</strong> consumo<br />

responde también a la misión histórica d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>ismo y a su estructura social; su misión<br />

consiste en desarrollar las fuerzas productivas de la sociedad, su estructura excluye la<br />

posibilidad de explotar estas conquistas técnicas en favor de las masas de la población.<br />

Entre la tendencia incontenible a desarrollar la producción, inherente al <strong>capital</strong>ismo, y <strong>el</strong><br />

consumo limitado de las masas d<strong>el</strong> pueblo (limitado, a consecuencia de su situación

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