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el-capital-ii

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productor, no altera para nada las condiciones de vida de las mercancías. El productor<br />

deberá convertir las cosas en dinero. Los gastos que le origine su conservación bajo la<br />

forma de mercancías figuran entre sus contingencias individuales, que al comprador de las<br />

mercancías le tienen sin cuidado. Este no tiene por qué pagarle los gastos de circulación de<br />

sus mercancías. Incluso cuando <strong>el</strong> <strong>capital</strong>ista, en épocas de revolución real o presunta<br />

retenga intencionalmente sus mercancías en vez de llevarlas al mercado, <strong>el</strong> que pueda<br />

resarcirse de los gastos adicionales que <strong>el</strong>lo suponga dependerá de que esa revolución se<br />

produzca o no, es decir, de que su especulación resulte o no acertada. No es que la<br />

revolución operada en <strong>el</strong> valor sea precisamente consecuencia de los gastos que <strong>el</strong>lo le<br />

origine. Por tanto, en la medida en que <strong>el</strong> almacenamiento paraliza la circulación, los gastos<br />

originados por él no añaden ningún valor a la mercancía. Por otra parte, no puede existir<br />

almacenamiento sin que las mercancías se detengan en la órbita de la circulación, sin que <strong>el</strong><br />

<strong>capital</strong> permanezca durante más o menos tiempo bajo la forma de mercancías; no puede<br />

existir, por tanto, almacenamiento sin que se interrumpa la circulación, d<strong>el</strong> mismo modo<br />

que <strong>el</strong> dinero no puede circular sin que se forme una reserva de dinero. Por consiguiente,<br />

sin existencias de mercancías no cabe circulación de mercancías. Y sí esta necesidad no se<br />

le plantea al <strong>capital</strong>ista en M´– D' se le plantea en D – M; no respecto a su <strong>capital</strong>, sino<br />

respecto al <strong>capital</strong>–mercancías de otros <strong>capital</strong>istas que producen medios de producción<br />

para él y medios de vida para sus obreros.<br />

El hecho de que <strong>el</strong> almacenamiento sea voluntario o involuntario, es decir, de que <strong>el</strong><br />

productor de mercancías las almacene intencionalmente o se vea obligado a hacerlo por la<br />

resistencia que las mismas condiciones d<strong>el</strong> proceso de circulación oponen a su venta, no<br />

parece que altere para nada la esencia d<strong>el</strong> problema. Sin embargo, conviene saber, para los<br />

efectos de su solución, en qué se distingue <strong>el</strong> almacenamiento voluntario d<strong>el</strong> involuntario.<br />

La formación involuntaria de stocks obedece o es idéntica a un estancamiento de la<br />

circulación independiente de los planes d<strong>el</strong> productor de mercancías y que viene a<br />

interponerse ante su voluntad. ¿Qué caracteriza, en cambio, <strong>el</strong> almacenamiento voluntario<br />

de mercancías? El vendedor procura siempre deshacerse lo más rápidamente posible de su<br />

mercancía. Ofrece siempre en venta como mercancía su producto. Si lo sustrajese a la<br />

venta, éste sólo sería <strong>el</strong>emento potencial, (no efectivo) de almacenamiento. Para él, la<br />

mercancía sigue siendo simplemente <strong>el</strong> exponente de su valor de cambio, y sólo puede<br />

actuar como tal abandonando su forma de mercancía para revestir la forma de dinero.<br />

Los stocks de mercancías deben tener <strong>el</strong> volumen necesario para poder satisfacer<br />

durante un determinado periodo las necesidades de la demanda. Para <strong>el</strong>lo, se cuenta con<br />

una extensión constante d<strong>el</strong> círculo de compradores. Para que alcancen, por ejemplo,<br />

durante un día, una parte de las mercancías que se encuentran en <strong>el</strong> mercado deben<br />

permanecer constantemente bajo forma de mercancías, mientras otra parte circula, se<br />

convierte en dinero. Claro está que la parte que se estanca mientras la otra circula<br />

disminuye constantemente, d<strong>el</strong> mismo modo que <strong>el</strong> volumen d<strong>el</strong> mismo stock se va<br />

reduciendo, hasta que por último se vende en su totalidad. Por tanto, <strong>el</strong> almacenamiento de<br />

mercancías se considera aquí como condición necesaria de la venta de éstas. Su volumen<br />

debe exceder, además d<strong>el</strong> de la venta media o d<strong>el</strong> de la demanda media. De otro modo, no<br />

podría satisfacer la venta o la demanda que excediese de este limite. Por otra parte, los<br />

stocks deberán renovarse constantemente, puesto que se agotarán de un modo constante.<br />

Esta renovación sólo podrá alimentarse, en última instancia, a base de la producción,<br />

mediante la afluencia de nuevas mercancías. Las nuevas mercancías pueden afluir d<strong>el</strong>

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