13.05.2013 Views

el-capital-ii

el-capital-ii

el-capital-ii

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>el</strong> poseedor d<strong>el</strong> dinero y <strong>el</strong> poseedor de la mercancía, es decir, aunque en este aspecto su<br />

r<strong>el</strong>ación se desarrolla exclusivamente en <strong>el</strong> plano d<strong>el</strong> dinero, <strong>el</strong> comprador aparece de<br />

antemano, al mismo tiempo, como poseedor de los medios de producción, que constituyen<br />

las condiciones materiales necesarias para que <strong>el</strong> poseedor de la fuerza de trabajo pueda<br />

emplearla de un modo productivo. Dicho en otros términos, estos medios de producción se<br />

enfrentan con <strong>el</strong> poseedor de la fuerza de trabajo como una propiedad ajena. De otra parte,<br />

<strong>el</strong> vendedor d<strong>el</strong> trabajo aparece frente a su comprador como una fuerza de trabajo ajena que<br />

tiene que ponerse bajo sus órdenes, incorporarse a su <strong>capital</strong>, para que éste pueda actuar<br />

realmente como <strong>capital</strong> productivo. Por tanto, en <strong>el</strong> momento en que ambas partes se<br />

enfrentan en <strong>el</strong> acto D – T (o enfocándolo d<strong>el</strong> lado d<strong>el</strong> obrero, T – D), existe ya , se da por<br />

supuesta la r<strong>el</strong>ación de clase entre <strong>capital</strong>ista y obrero asalariado. Es ésta una r<strong>el</strong>ación de<br />

compra y venta, de dinero; pero una compra y una venta en las que <strong>el</strong> comprador actúa ya<br />

como <strong>capital</strong>ista y <strong>el</strong> vendedor como obrero asalariado y que tiene como premisa <strong>el</strong> hecho,<br />

de que las condiciones necesarias para la realización de la fuerza de trabajo –los medios de<br />

vida y los medios de producción– aparecen separados, como propiedad ajena, d<strong>el</strong> poseedor<br />

de aquélla.<br />

Aquí, no nos interesa saber cómo se produce esta separación. La separación existe desde <strong>el</strong><br />

momento en que se efectúa la operación D – T. Lo que nos interesa es <strong>el</strong> hecho de que si la<br />

fórmula D – T aparece como una función d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>–dinero o <strong>el</strong> dinero se presenta aquí<br />

como una modalidad d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>, no es, ni mucho menos, porque <strong>el</strong> dinero actúe, en este<br />

caso, como medio de pago de una actividad humana encaminada a un efecto útil, de un<br />

servicio; es decir, no por la función propia d<strong>el</strong> dinero como medio de pago. Si <strong>el</strong> dinero<br />

puede invertirse en esta forma es, sencillamente, porque la fuerza de trabajo se halla<br />

separada de sus medios de producción (incluyendo los medios de vida, como medios de<br />

producción de la propia fuerza de trabajo) y porque este divorcio sólo puede remediarse de<br />

un modo: vendiendo la fuerza de trabajo al poseedor de los medios de producción. Lo cual<br />

quiere decir que los frutos de la fuerza de trabajo, cuyos límites no coinciden, ni mucho<br />

menos, con los límites de la cantidad de trabajo necesaria para la reproducción de su propio<br />

precio, le pertenecen al comprador. La r<strong>el</strong>ación de <strong>capital</strong> surge durante <strong>el</strong> proceso de<br />

producción, pura y simplemente, porque existe ya en <strong>el</strong> mismo acto de circulación, en las<br />

distintas condiciones económicas fundamentales en que se enfrentan <strong>el</strong> comprador y <strong>el</strong><br />

vendedor, en sus r<strong>el</strong>aciones de clase. No es <strong>el</strong> dinero <strong>el</strong> que engendra, por su naturaleza,<br />

esta r<strong>el</strong>ación; es, por <strong>el</strong> contrario, la existencia de esta r<strong>el</strong>ación la que convierte la simple<br />

función d<strong>el</strong> dinero en función de <strong>capital</strong>.<br />

Al estudiar <strong>el</strong> concepto d<strong>el</strong> <strong>capital</strong>–dinero (por <strong>el</strong> momento, sólo nos interesa este<br />

concepto en r<strong>el</strong>ación con la función concreta que le vemos desempeñar aquí), su<strong>el</strong>en<br />

emparejarse o mezclarse dos errores. En primer lugar, las funciones que <strong>el</strong> valor <strong>capital</strong><br />

desempeña como <strong>capital</strong>–dinero, y que puede desempeñar, precisamente, por revestir la<br />

forma–dinero, se atribuyen erróneamente a su carácter de <strong>capital</strong>, siendo así que se deben<br />

exclusivamente a la forma–dinero que <strong>el</strong> valor <strong>capital</strong> reviste, a su modalidad de dinero. En<br />

segundo lugar (a la inversa), <strong>el</strong> contenido específico de la función d<strong>el</strong> dinero, que la<br />

convierte al mismo tiempo en una función de <strong>capital</strong>, se atribuye a la naturaleza d<strong>el</strong> dinero<br />

(confundiéndose, por tanto, <strong>el</strong> dinero con <strong>el</strong> <strong>capital</strong>), cuando en realidad presupone<br />

condiciones sociales inherentes a la operación D–T y que no van implícitas, ni mucho

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!